La decisión de que la cumbre financiera internacional del próximo 15 de noviembre en Washington se celebre en el marco del G-20 deja a España fuera de la misma, a pesar de la defensa de esa presencia que ha hecho en los últimos días el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Aunque se habían barajado diversos formatos para la reunión, como el G-8 o el G-20, el Gobierno ha realizado gestiones diplomáticas para ampliar el número de participantes y garantizar así la asistencia de España como octava potencia económica del mundo.

Sin embargo, hoy la Casa Blanca ha convocado a los líderes del G-20 (del que no forma parte España), aunque ha asegurado que está dispuesta a escuchar las ideas que el Gobierno español quiera presentar en la cumbre aunque no esté representado a título individual.

El G-20 está compuesto por los países del G-8 (que aglutina a Rusia y a los siete países más industrializados: Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Canadá, Japón), la Unión Europea y países emergentes de todas las regiones del mundo.

En concreto, forman parte de este grupo Argentina, Australia, Brasil, Corea del Sur, China, India, Indonesia, México, Arabia Saudí, Sudáfrica y Turquía.

También participan en las reuniones del G-20 el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Central Europeo. El G-20 se reunió por vez primera en Berlín en 1999 a propuesta de las principales potencias económicas con el objetivo de impulsar un nuevo foro de diálogo entre países desarrollados y en vías de desarrollo.

El propósito era garantizar una mayor participación en los encuentros financieros internacionales de países que, por su tamaño o importancia estratégica, influyen en la economía global.

La cumbre del día 15 de noviembre se pergeñó el pasado fin de semana durante un encuentro en Camp David entre el presidente estadounidense, George W. Bush; el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el de la Comisión Europea, Jose Manuel Barroso.