España dispondrá de hasta seis nuevos almacenes subterráneos de gas en el plazo de cinco años, que se sumarán a los dos únicos que hoy están en funcionamiento. Las nuevas instalaciones supondrán una inversión total de unos 1.400 millones de euros y elevarán sustancialmente las reservas de seguridad de un sistema como el español, en el que más del 99% del gas es importado, según las estimaciones de la última revisión de la Planificación de los Sectores de Electricidad y Gas 2007-2016 del Ministerio de Industria.

El proyecto Castor, situado frente a la costa de Vinaroz (Castellón), que tanta polémica ha desatado en Alcanar (Tarragona) por su impacto medioambiental, es el mayor de ellos, pero no el único. En la actualidad, tan solo hay dos almacenes subterráneos en funcionamiento: el de Serrablo, en Jaca y Sariñena (Huesca), de Enagás; y el Gaviota, en la costa de Bermeo (Vizcaya), de Repsol y Murphy Oil, pero gestionado por Enagás.

LA EVOLUCION DE LA DEMANDA A finales de la década de los 90, estas instalaciones garantizaban reservas para más de 30 días de consumo. Pero la demanda se duplicó entre el 2000 y el 2006, mientras que la capacidad de reservas de seguridad se mantuvo igual, lo que significa que bajaron a 15 o 20 días, explica Joan Pons, secretario de la patronal Sedigas. No existe una referencia estándar, ya que en unos países llega a 70 días y en otros apenas alcanza los 10, pero es muy importante disponer de un buen colchón de reservas.

En su último informe sobre las infraestructuras energéticas en España, la Comisión Nacional de Energía (CNE) aprecia "significativos retrasos" en los almacenes previstos, así como "incertidumbres en el plazo y el desarrollo" de la mayoría.

El regulador recuerda "la importancia de los almacenamientos subterráneos como reservas de gas natural en un sistema que importa prácticamente toda la demanda". Las demoras en los proyectos, entiende, "resultan preocupantes de cara a garantizar, no solo la seguridad, sino la flexibilidad del sistema".

En este contexto, el proyecto con más garantías de convertirse en una pronta realidad es el Marismas I, un antiguo yacimiento en la zona de Huelva, propiedad de Gas Natural, que se pondrá en marcha a finales del 2008. Se trata, en todo caso, de poca capacidad, apenas unos 300 millones de metros cúbicos. Este depósito cuenta con una segunda fase que, sin embargo, no entraría en funcionamiento hasta al menos el año 2012.

El siguiente almacén gasístico que más avanzado está corresponde a Enagás y es el de Yela, en Guadalajara, que cuenta ya con la autorización de concesión de la explotación y que tendrá una capacidad de unos mil millones de metros cúbicos. Está previsto que sea operativo en el 2012, con una inversión de unos 400 millones de euros.

PLANES EN ESTUDIO En cambio, el proyecto Castor, promovido por la canadiense Escal UGS, filial de Eurogas, frente a la costa de Vinaroz, debería funcionar en el 2010, con una capacidad de 1.300 millones de metros cúbicos y una inversión de 500 millones. Dicho proyecto se ha topado con la oposición de buena parte de la población vecina de Alcanar (Tarragona). Los críticos reclaman que se ubique en un lugar más alejado de la localidad.

Por su parte, Repsol aún no ha decidido si acometerá el proyecto de duplicar la capacidad del almacén subterráneo de Gaviota, cuyas instalaciones son gestionadas por Enagás. El Ministerio de Industria le dio a la petrolera plazo hasta el próximo octubre para que se decida. En caso negativo, Enagás tomará el relevo. Este proyecto por sí solo duplicaría la capacidad de almacenamiento de todo el sistema. La CNE lo tiene previsto para el 2009.

OTROS PROYECTOS En cuanto al antiguo yacimiento de Poseidón, en Huelva, Repsol está realizando estudios para ver su viabilidad, pero sería el más pequeño del sistema. Enagás analiza la posibilidad de construir un almacén subterráneo en unos antiguos acuíferos en la zona de Reus (Tarragona).

El cambio de la normativa sobre estas infraestructuras, con una mejora en la retribución de las inversiones, ha desatascado proyectos, como el Castor, explica Sedigas. España es uno de los líderes en importación de gas natural licuado y en plantas de regasificación --cinco--, que convierten el combustible líquido que llega en barco en gas. Estas instalaciones tienen capacidad de almacenamiento, pero sirven para dar respuesta a la demanda del momento, no para tener reservas de seguridad.