Las empresas españoles se ven obligadas a dedicar seis veces más tiempo que las alemanas o británicas y cinco más que las francesas a cumplir con su obligación fiscal. Ese es uno de los datos que sobresalen de un estudio internacional realizado por el Banco Mundial y PricewaterhouseCoopers sobre la complejidad de los sistemas tributarios nacionales para empresas.

El estudio revela que, para cumplir con las normativas, los 175 países estudiados deben rellenar una media de 35 páginas de impresos al año, "equivalentes a 100.000 árboles, incluso contabilizando los pocos países donde este papeleo se puede realizar electrónicamente".

MEJOR CALIFICACION EN PAGOS Pese a este mal dato, España gana la partida a los principales socios comunitarios en el número de veces que las compañías tienen que pagar los impuestos (20 ocasiones al año). Con ello se sitúa en una posición intermedia. En cambio, Francia y Alemania, que le superan en ahorro de tiempo, son más complejos en lo que a pagos se refiere, con 33 y 32 veces al año.

Según el informe, mientras que una compañía española debe destinar un total de 602 horas anuales a ponerse al día con el fisco, las alemanas sólo han de invertir 105 y las francesas 128. En España, del total de horas anuales, la mayor parte corresponde a cotizaciones sociales y tributación del empleo.

El país en el que estas obligaciones precisan menos tiempo entre los 175 estados analizados son las islas Maldivas, país considerado paraíso fiscal y en el que no hay que dedicar ni un segundo a esa tarea, según los análisis de los sistemas tributarios y encuestas hechas a las empresas.

En el extremo opuesto, Brasil, con 2.600 horas anuales, es el país que encabeza esta clasificación en lo que a tiempo se refiere. En algunos países, como Rusia, por ejemplo, el 90% de las empresas entrevistadas consideran que "la burocracia fiscal es un problema mayor que los propios impuestos".

España ocupa los últimos puestos de esta lista de complejidad fiscal entre países avanzados, según el estudio. Entre los países más ricos, Suiza e Irlanda, así como los estados nórdicos, sobresalen por tener unos sistemas tributarios sencillos y que requieren menos tiempo para su cumplimiento, según el análisis.

Los países más desarrollados tienden a reducir los impuestos que recaen sobre los beneficios empresariales y a simplificar los procesos administrativos, la burocracia, en definitiva. En esta línea, el informe alerta de que "los sistemas tributarios demasiado complejos son disuasorios para la inversión y pueden espolear la evasión fiscal".

Por lo que respecta a la parte de los beneficios empresariales destinados a pagar impuestos, España ocupa un puesto alto en la lista, con el 59,1%, del que el 34,9% corresponde a cotizaciones sociales. Teniendo en cuenta todas las variables, el estudio sitúa las islas Maldivas como el país donde es más fácil pagar los impuestos, y a Bielorrusia, como el más difícil.

Y además, el estudio también demuestra que unos tipos de tarifa bajos no aseguran que no haya evasión fiscal.