Empresas españolas, las llamamos. Y en España tienen su sede y españoles son la inmensa mayoría de sus administradores. Pero no así sus dueños. La compañía gestora de las bolsas reveló ayer que los no residentes poseen ya el 40% de las sociedades cotizadas del país. Un porcentaje que ha subido y uno de los factores que explican por qué es tan grave la pérdida de credibilidad de la economía española.

Y es que los extranjeros son inversores inquietos. Dos tercios del volumen diario de negociación se mueve por sus manos. ¿Sería deseable corregirlo? Ni mucho menos. El mestizaje con el dinero extranjero ha permitido a las empresas ser algo menos españolas y más universales. Un poco como lo que hizo el gran cantaor Enrique Morente abriendo el flamenco a nuevos caminos para hacerlo más grande. Pero esas vías tienen sus riesgos, y en esas seguimos.

El Ibex 35 repuntó ayer un levísimo 0,11%, hasta los 10.162,7 puntos, una vez más por debajo de los grandes indicadores europeos. La amenaza de Standard & Poor´s de rebajar la calificación crediticia de Bélgica causó una nueva subida de tensión a la deuda europea. La diferencia entre el bono español a diez años y el alemán de referencia repuntó con fuerza hasta sobrepasar los 260 puntos básicos, aunque luego se relajó hasta el entorno de los 245.

Se confirma que algo ha cambiado en el ánimo de los inversores, que parecen deseosos de afrontar con moderada alegría compradora el cierre del ejercicio. Ayer se amarraron a las buenas sensaciones que transmite la economía estadounidense. Cada vez más analistas estiman que la Reserva Federal podrá acortar su programa de compra de bonos para fomentar la actividad en vista de sus buenos resultados. Sería una buena noticia, pero en su reunión de ayer la FED decidió dejarlo todo como está.

Que el foco apunte al gigante es buena cosa, pero no hay que confiarse. El Tesoro tuvo que comprometer ayer un interés un tercio superior al de la última subasta para colocar 2.513 millones en letras a 12 y 18 meses. Como dijo el presidente de la Bolsa, Antonio Zoido, hay que perseverar en las reformas y en corregir los "desequilibrios y asimetrías estructurales" de la eurozona.

Pero poco a poco aparecen síntomas esperanzadores. La apelación de la banca española a la liquidez del Banco Central Europeo (BCE) bajó en noviembre a 61.138 millones, el 22% menos que un año antes. La cumbre europea del jueves y el viernes se antoja clave para la mejora.