El Primero de Mayo puede ser este año motivo de celebración. Y no solo porque es una jornada festiva, el día del Trabajo, sino porque resulta que en esta ocasión coincide con el primer día en el que el grueso de los contribuyentes españoles deja de trabajar para el Estado y empiezan a hacerlo para sí mismos, lo que los economistas liberales anglosajones denominan el Día libre de impuestos.

La otra buena noticia es que la fecha se ha adelantado en unas dos semanas con respecto al 2007 --el ejercicio en el que se alcanzó el techo de la presión fiscal en la última década--, por efecto de la caída de los ingresos públicos por la crisis, la reforma del IRPF llevada a cabo un año antes y medidas como la deducción de hasta 400 euros para la mayoría de contribuyentes. Se trata de unos niveles de presión fiscal muy similares a los del 2001, dos años después de la primera de las dos reformas del IRPF llevadas a cabo por parte del Gobierno del PP.

La fecha actual del 1 de mayo, a los 121 días de comenzado el ejercicio, no está nada mal si se tiene en cuenta que en países como Suecia el día libre de impuestos se alcanza hacia julio. Pero, en el otro lado de la balanza está EEUU, donde la fecha se alcanzó este año el pasado 13 de abril.

INGRESOS RESPECTO AL PIB Y, ¿de dónde sale esa fecha? Del resultado de aplicar al calendario el porcentaje de presión fiscal --ingresos tributarios con respecto al producto interior bruto (PIB)--. En España, según las últimas estimaciones del Gobierno, se situó en el 2008 en torno al 33%. En conclusión, una vez transcurrido un tercio del año, ya hemos liquidado nuestras deudas con el fisco y la Seguridad Social y podemos respirar tranquilos hasta el 1 de enero.

El dato surge de la metodología que emplea la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la Unión Europea (UE). Otros organismos internacionales incorporan todo tipo de ingresos públicos, lo cual eleva el porcentaje por encima del 40% y llevaría la fecha hasta mediados de mayo.

El análisis de la caída de la presión fiscal se puede llevar a cabo desde otra perspectiva: el gasto público se disparó para paliar los efectos de la crisis, a la vez que los ingresos se reducían. Y lo sigue haciendo en las cuentas de este año, en las que se ha pasado de un superávit de 3.387 millones de euros en el primer cuatrimestre del 2008 a un déficit de 7.586 millones en el mismo periodo del ejercicio actual.

TENDENCIA A PAGAR MAS Y eso habrá que pagarlo, aunque sea a plazos. Y ello se traducirá en una mayor presión fiscal, porque los tributos ganarán peso con respecto al conjunto de la economía. En las estimaciones del Ejecutivo está previsto que la presión fiscal se mantenga en el 2009, aunque aumentará en torno a un punto o 1,5 puntos en el 2010 y el 2011.

De hecho, en algunos países, tras aumentar astronómicamente su deuda, ya se han planteado subidas tributarias. Es el caso del Reino Unido, donde se prevé un gravamen del 50% para los ingresos anuales superiores a 133.500 euros. Esa política contrasta con la de los años anteriores a la actual crisis, en la que hubo una tendencia generalizada a la reducción impositiva en los países más desarrollados.