La cotización de la moneda única encadenó ayer tres nuevos récords consecutivos, al borde de los 1,35 dólares, ignorando los mensajes de preocupación transmitidos el día anterior por el Eurogrupo (ministros de Finanzas de la zona euro y el BCE). El euro llegó a alcanzar ayer los 1,3471 dólares, si bien, al final de la jornada, retrocedió levemente, hasta los 1,3423 dólares, por la toma de beneficios de los inversores. El BCE fijó su cambio en 1,3456.

Según los operadores, los mercados de divisas ignoran actualmente los datos fundamentales de la economía y mantienen su puja a favor del euro.

Un reciente informe del Banco de Pagos Internacionales (BPI) de Basilea demuestra el notable descenso de la demanda de títulos del Tesoro y de activos denominados en dólares por parte de los bancos centrales asiáticos y de los países exportadores de petróleo.

LEÑA AL FUEGO Los analistas especulaban ayer sobre una posible rebaja en la calificación triple A (máxima solvencia) de los bonos del Gobierno de EEUU. Esta posibilidad desató una racha de ventas de dólares en el mercado que contribuyó a calentar la cotización del euro. La noticia de que el BCE sopesó la semana pasada la posibilidad de subir los tipos de interés añadió más leña al fuego.