El Parlamento Europeo, con una mayoría aplastante de más de 610 votos, plantó ayer cara a los Veintisiete y exigió un verdadero sistema europeo de supervisión financiera que pueda evitar nuevas crisis y no el mecanismo descafeinado que impuso Gran Bretaña a sus socios europeos.

De este modo, la Eurocámara modificó sustancialmente el paquete legislativo de supervisión financiera para conferir poderes reales a las tres nuevas autoridades europeas de vigilancia de bancos, aseguradoras y mercado de valores.

Las nuevas autoridades europeas podrán prohibir operaciones y productos financieros que consideren peligrosos y podrán actuar directamente sobre entidades en crisis si los supervisores nacionales no actúan con diligencia. Los eurodiputados exigieron, entre otras medidas, crear un fondo de estabilidad financiado por el sector para que no tengan que ser los ciudadanos quienes vuelvan a pagar el salvamento de las entidades que se encuentran en crisis.

RESPALDO EN BLOQUE Como las propuestas están respaldadas en bloque por los grupos popular, socialista, liberal y verdes, los Veintisiete se verán obligados a tener que atender las exigencias de la Eurocámara.

El frente común de la Eurocámara ya impuso a los Veintisiete la restricción en las primas y bonificaciones de los empleados financieros a partir del 2011 para frenar la cultura de la especulación. La Eurocámara ratificó ayer esas medidas incluidas en la directiva de requisitos de capital.

Las primas y bonificaciones en metálico quedarán limitadas al 30% del total. Además, el pago del 40-60% de las primas deberá ser diferido por lo menos durante tres años y podrá ser recuperado si los resultados no son los esperados. Para la Eurocámara, estas normas pondrán fin a una "cultura de primas de alto riesgo" que "daña la economía" y "ya que los bancos no han conseguido introducir reformas, somos nosotros los que hacemos el trabajo por ellos", señaló la ponente del informe, Arlene McCarthy.