Tras la semana negra en las bolsas, los países de la zona euro se han visto obligados a reaccionar. En la reunión de urgencia celebrada ayer en París, los 15 jefes de Estado y de Gobierno del Eurogrupo dieron un golpe en la mesa para, de una vez por todas, hacer llegar el mensaje de que todos los países europeos están dispuestos a hacer, de forma "coordinada‡", todo lo que haga falta para no dejar quebrar a ningún banco "relevante" y para que el sistema financiero vuelva a funcionar, haciendo fluir el crédito a empresas y familias.

Según lo acordado ayer, todos los estados del euro están dispuestos a entrar en el capital de entidades que lo necesiten; a nacionalizar bancos, si es preciso; a inyectar liquidez y a prestar el aval del Estado a entidades cuando pidan prestado dinero a otras en el mercado interbancario.

SIN MONTANTE GLOBAL El presidente francés, presidente de turno del Consejo de la UE y anfitrión del encuentro, Nicolas Sarkozy, explicó la decisión de los gobernantes de "conceder garantías públicas para operaciones de refinanciación bancaria‡", hasta el 31 de diciembre del 2009 y "en las condiciones del mercado", ya que "no se trata de hacer un regalo a los bancos, sino de permitirles su funcionamiento". Sarkozy añadió que los estados que lo deseen "podrán reforzar el capital de los bancos de sus países" mediante la suscripción de acciones preferentes o con títulos similares. "Hay que devolver a los bancos la liquidez que necesitan, que puedan obtener financiación a medio plazo y reforzar sus fondos propios. Ese es el objeto de las medidas", resumió Sarkozy. Hoy Alemania, Francia e Italia anunciarán sus respectivos planes de rescate.

Antes de la reunión de ayer, Sarkozy se reunió con el primer ministro británico, Gordon Brown, cuyo plan de salvamento para la banca del Reino Unido (cifrado en unos 377.500 millones de euros) ha servido de inspiración para el de la zona euro. "Estoy convencido de que en los próximos días se restaurará la confianza de los mercados", afirmó el premier británico.

Todas las medidas apoyadas ayer por el Eurogrupo tendrán como tope el de guardar los intereses de los contribuyentes de cada país. No se ha fijado un montante global. Además, se pone como condición que cada acción vaya acompañada de un plan de reestructuración bajo el principio de que sean los directivos de la entidad y sus accionistas quienes asuman las consecuencias.

RESPETO A LA DIVERSIDAD Con este paraguas común, cada país podrá adoptar las medidas que juzgue precisas en función "de la diversidad de nuestros sistemas financieros y de nuestras reglas nacionales", explicó Sarkozy. Las medidas deberán ser extensivas a todos los bancos que operen en el país, pertenezcan a él o no. Se espera un aluvión antes del miércoles. "Corresponderá a cada Estado decir cuál es la cantidad que pondrá a disposición y así se conocerá el total", dijo el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders. Portugal anunció ayer una línea de avales públicos de hasta 20.000 millones de euros. Fuera del euro, pero de forma coordinada, Gran Bretaña anunciará hoy un plan de nacionalización sobre los mayores bancos del país que podría afectar a RBS, HBOS, Lloyds y Barclays. Noruega anunció la nacionalización de la filial noruega del islandés Kaupthing.

La reunión de ayer en París se produce tras otros decepcionantes intentos de coordinación. En el encuentro participaron también el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, el presidente del Eurogrupo y primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, y el presidente de la CE, José Manuel Barroso. Trichet se mostró "impresionado" por el esfuerzo de unidad, que juzgó "clave" para afrontar la crisis.