La UE teme que se esté produciendo un efecto contagio de la crisis financiera griega que acabe encareciendo el coste de las emisiones de deuda pública en distintos estados europeos, según reconocieron ayer fuentes comunitarias. La desconfianza generada en los mercados financieros por el descontrol del déficit público de Grecia y la falsificación de sus estadísticas, sumada a la preocupación por los elevados déficits acumulados por los distintos países a causa de la crisis y la debilidad de la recuperación económica, está imponiendo un sobreprecio a las emisiones de deuda pública de varios países, como España, Gran Bretaña, Italia y Portugal, en relación al bono alemán a 10 años.

Las emisiones de deuda pública española a largo plazo tienen actualmente un diferencial de 0,91 puntos respecto al bono alemán, cuando hace unos meses esa cifra era la mitad, a pesar de tener un endeudamiento público inferior a la media de la zona euro: el 54,3% del PIB frente al 78,2%, según la Comisión Europea. Gran Bretaña también se ha visto obligada a pagar 0,73 puntos más de interés, cuando hace pocas semanas la diferencia respecto al bono alemán se limitaba a 0,25 puntos. El sobreprecio de la deuda italiana se ha ampliado hasta 0,81 puntos, y el de Portugal está 1,06 puntos por encima de Alemania.

"Los mercados financieros tienen los pies de antílope y la memoria de un elefante", señaló el ministro de Finanzas sueco, Anders Borg, para explicar gráficamente el nerviosismo que domina a los inversores. Los ataques de la prensa anglosajona a la debilidad económica de los países del sur de Europa, con los que intentan desviar la atención sobre la precaria situación del sector bancario británico, han favorecido ese nerviosismo.

"La UE y los países de la zona euro no van a dejar caer a Grecia, pero antes de adoptar una medida de apoyo financiero esperarán a que Atenas haya comenzado a aplicar medidas rigurosas de ajuste económico y presupuestario", aseguraron fuentes de máximo nivel. No obstante, Grecia, según la Comisión, aún dispone de capacidad suficiente para afrontar la financiación de su deuda (113% del PIB).

La actitud de la banca es otra de las fuentes de preocupación de los responsables económicos europeos, ya que, a pesar de las ayudas recibidas, siguen manteniendo una extrema restricción del crédito a las empresas y a los particulares, y prefieren dedicarse a la especulación financiera. Esto frena la recuperación económica y la capacidad de la UE para recortar sus déficits públicos. "El sector financiero privado está demostrando ser incorregible", lamentó un alto responsable europeo.