Si sale adelante el acuerdo de compra de O2 por parte de Telefónica, la gestión de su presidente, César Alierta, recibirá un importante aval. También cuenta a favor de Alierta el saneamiento acometido en la compañía tras las costosas aventuras de su antecesor, Villalonga. Las recurrentes observaciones de miembros del Gobierno --como los ministros Solbes y Montilla-- sobre la dudosa idoneidad de determinados gestores de empresas privatizadas nombrados por el Gobierno del PP, siempre han apuntado, de forma tácita, hacia Alierta, que está pendiente de ser juzgado por un delito de uso de información privilegiada en Tabacalera, cuando era presidente.