El secretario de Estado de Política Exterior, Bernardino León, viajó ayer a Argel para reunirse con las autoridades del país, cinco días después de que se conociera que la empresa pública Sonatrach ha rescindido el contrato del yacimiento de gas de Gassi Touil con Gas Natural y Repsol. León tiene una misión: dejar claro que, pese a esa decisión contra empresas españolas, las relaciones comerciales y diplomáticas siguen en la buena línea de los dos últimos años cuando, según Exteriores, se han firmado más contratos que en toda la historia.

La visita sorpresa del diplomático se produjo un día en el que la capital magrebí volvió a sufrir el látigo del terrorismo, por lo que tuvo que alterar parte de su agenda. León se entrevistó con los ministros de Exteriores, Murad Medelci, y Energía, Chakib Jelil, encuentros que el propio secretario de Estado calificó de positivos en el marco de la relación estratégica entre los dos países, según informó Efe.

El motivo formal de la visita era preparar la agenda de la próxima reunión de alto nivel entre los dos gobiernos, prevista para las próximas semanas. No obstante, la polémica rescisión del contrato de Gassi Touil centró gran parte de las conversaciones, a pesar del empeño de los ejecutivos español y argelino en mostrar que en la ruptura del acuerdo empresarial no existen consideraciones políticas y que no afecta un ápice a las relaciones diplomáticas, que Exteriores sigue calificando como "excelentes". Además, para algunas fuentes del ministerio que dirige Miguel Angel Moratinos, la decisión no ha pillado por sorpresa a ninguna de las partes. "Se trata de un contrato concreto, cuya problemática deben dirimir las empresas", declaró ayer León.

MOTIVACIONES POLITICAS En Exteriores, se interpreta que la ruptura del contrato no es un castigo por el apoyo de José Luis Rodríguez Zapatero al plan de Marruecos para el Sáhara Occidental. Contratos para reformas de puertos y aeropuertos, para obras en redes de cercanías y para circunvalaciones siguen vigentes, por lo que no se tienen que desatar las alarmas, asegura el Gobierno español, aunque la importancia de todos ellos bien vale un viaje a Argel.

El segundo dosier energético con el país magrebí es la negociación del precio del gas, que provocó un rifirrafe en marzo, cuando el Gobierno argelino reclamó una subida de casi el 20% horas antes de la visita de los Reyes. Argelia justifica su demanda en que los precios aplicados a España son el 21% más baratos que los de otros países europeos, pero la subida debe ser negociada. El Gobierno español intenta que esa subida sea lo más "suave" posible. Se calcula que un incremento repercute en una cuarta parte sobre los consumidores.