La crisis del sector textil se llevó por delante ayer a una empresa emblemática. La dirección del grupo valenciano Sáez Merino, propietario de las marcas de ropa tejana Lois, Cimarrón, Caroche y Caster, anunció a los sindicatos la liquidación de la compañía como consecuencia de las pérdidas acumuladas desde el 2004. La empresa ha presentado en el juzgado mercantil número dos de Valencia la solicitud de liquidación del grupo, que tiene 350 empleados repartidos entre la sede central de Benaguasil y el centro de Daimiel (Ciudad Real). La sociedad matriz de Sáez Merino suma unas pérdidas de más de 22 millones de euros desde el 2004, según datos del registro mercantil. La empresa se negó ayer a hacer declaraciones.
Los sindicatos acusaron a la dirección de la empresa familiar de dejar caer el grupo con una "mala gestión", e instaron al consejero delegado, Vicente Sáez Merino, a aportar más información sobre las indemnizaciones para los afectados, así como el efecto de la quiebra sobre trabajadores incluidos en anteriores expedientes de regulación.
TALLER FAMILIAR El anuncio de Sáez Merino es el punto final de un grupo con 46 años de historia. En los años dorados, Johan Cruyff, el grupo ABBA, Rod Stewart o Björn Borg lucieron los míticos vaqueros Lois y su característico emblema de un toro, que fue la marca más vendida en Europa en los 70. Lois, que se introdujo en más de 50 países en los que utilizó el lema de el vaquero para cada ocasión , empezó como un pequeño taller, Confecciones Sáez, en Millares.
El espíritu emprendedor de los hermanos Sáez Merino, Manuel y Joaquín, pronto se convirtió en un éxito empresarial sin precedentes en la comarca de la Canal de Navarrés, donde empezaron a comercializar los primeros jeans sin marca hasta que en 1962 crearon Lois. La marca era el nombre de Luis, un familiar, pero con la vocal cambiada para que sonara más internacional.
El emporio del jean de Sáez Merino fue creciendo. Los anuncios con famosos y el glamur de los jeans con cierre de botones y su famosa cazadora Rodeo con las mangas más largas que las habituales encandilaron a miles de jóvenes, y lograron que muchas mujeres usaran por primera vez un vaquero al lanzar un modelo exclusivo, el Yoko, ajustado a la cadera y progresivamente acampanado a los pies.
COMPETENCIA AMERICANA Pero la irrupción de las marcas americanas en España a mediados de los años 80 y el reducido coste de la producción en otros países con salarios más bajos hicieron mella en Lois. Se produjo la primera suspensión de pagos y el inicio del fin de una empresa que intentó, sin éxito, reflotar una compañía que perdió el tren a pesar de llevar en el 2004 parte de su producción a Marruecos, una decisión que ya supuso el cierre de cuatro plantas y el despido de 541 empleados.