La capital del sector del automóvil puede trasladarse desde la vieja Detroit a San Francisco. Los directivos de las multinacionales fabricantes de automóviles muestran su temor a un trasvase del epicentro del sector hacia los nuevos gigantes tecnológicos de Silicon Valley.

Una abrumadora mayoría del 85% de los directivos encuestados en el estudio anual de KPMG consideran que todo lo relacionado con la digitalización y la conexión a internet del vehículo generará más ingresos que la venta del coche en sí misma. El cambio de paradigma en el negocio del automóvil será tan acuciado que el 76% de los ejecutivos estiman que un solo coche digitalizado y conectado generará más ingresos que 10 vehículos convencionales en los que lo más importante era la mecánica, la seguridad y el confort, más que estar conectado a las redes sociales.

¿TENDRÁ GOOGLE SU PROPIO COCHE?

Los directivos de la vieja industria de automoción que simboliza Detroit como capital del sector en Estados Unidos no se fían de sus colegas de los gigantes tecnológicos de la costa oeste del país. A pesar de que Google ha manifestado su intención de centrar su nueva filial Waymo en el desarrollo de sistemas para los nuevos coches autónomos, algo así como un Android para que otras marcas lo instalen, el 82% de los directivos de Detroit tienen claro que alguna de las compañías de Silicon Valley pondrá en el mercado su propio vehículo en un plazo de cuatro años. En las últimas semanas, Honda ha llegado a un acuerdo con Waymo para utilizar su tecnología.

El consuelo que pueden tener las firmas centenarias de automoción es que es muy probable que esos nuevos coches de las tecnológicas se ensamblarán en las líneas de montaje de los actuales grandes fabricantes de vehículos, según la opinión del 78% de los encuestados.

La pregunta clave que habrá que resolver en el futuro próximo es, según el experto de KPMG Francisco Roger, "si las empresas del mundo TIC querrán o no ofrecer un paquete completo al consumidor, es decir, el coche, el ecosistema digital, el interfaz de usuario, las soluciones de movilidad, etcétera, y eso abre la cuestión de si los nuevos jugadores cooperarán o competirán con los tradicionales".

MENOS COCHES DE PROPIEDAD

La respuesta a esa cuestión crucial divide al sector del automóvil puesto que un 55% de los ejecutivos consideran que los fabricantes de coches y las tecnológicas competirán entre ellas y un 45% prevé que haya cooperación.

Las amenazas a la industria del automóvil no solo proviene de las empresas tecnológicas, sino también las de la economía colaborativa y los nuevos hábitos sociales como los coches compartidos. Los directivos son pesimistas sobre la intención de compra de coches en el futuro ya que el 59% consideran que la mitad de los conductores no querrán tener un turismo propio en el 2025, lo que comportaría una "drástica caída de ingresos", según destaca el estudio.

Por si estas amenazas no fueran suficientes, la industria automovilística se enfrenta también a la necesidad de cambiar su oferta de vehículos de combustión interna por otros que contaminen menos o sin emisiones de gases. Para eso, los directivos preguntados consideran que el coche eléctricos se abrirá paso, aunque no como los que hay ahora, sino basados en la generación a través del hidrógeno y no con baterías, según la opinión del 78% de los ejecutivos. Un 53% de los encuestados admite que el diésel "será la primera tecnología de propulsión en desaparecer de las cadenas de fabricación".