Nunca la Reserva Federal (Fed) de EEUU se había parecido tanto a la banca privada. Ayer, en un movimiento radical que pretende atajar la acuciante crisis de crédito e impulsar la confianza, la Fed anunció que establece un fondo de emergencia financiado por el Tesoro, que comprará deuda a corto plazo no asegurada, la que emiten bancos y negocios corrientes para financiar inventarios, nóminas y otras necesidades en sus operaciones diarias.

No hay establecido un monto que permita delinear la envergadura de esta operación --cuyos fondos no saldrán de los 700.000 millones de dólares destinados al plan de rescate de Paulson--. La única cifra de referencia son los 1,3 billones de dólares de deuda a corto plazo actualmente emitida en EEUU (cerca de un billón de euros). Y la Fed no parece tener intención de comprar toda esa deuda con dinero de los contribuyentes, sino que pretende que su mera disponibilidad para hacerlo actúe como una inyección de confianza que anime a compradores privados.

El denominado Fondo de Financiación de Títulos Comerciales funcionará comprando directamente a bancos y empresas la deuda. Sus intereses serán más bajos que los que se han disparado en los últimos tiempos pero más altos de los normales, para que, cuando la situación vuelva a la normalidad, las compañías y bancos vuelvan a los mercados privados.

RECORTE DE TIPOS En una conferencia ante la Asociación Nacional de Economistas Empresariales en Washington, Ben Bernanke pintó en negro el panorama de perspectivas económicas y dejó la puerta abierta a un recorte de los tipos de interés oficiales, ahora en el 2%. Bernanke dijo, no obstante, que las acciones del Congreso, el Tesoro y la Fed "y los poderes naturales de recobrarse de los mercados sentarán las bases para la recuperación".