Para Miguel Angel Fernández Ordóñez, que desde ayer, 18 de julio, es el gobernador número 68 del Banco de España, nada es "más necesario, más inexcusable" que la autoridad financiera actúe con "autonomía si quiere cumplir sus fines".

Fernández Ordóñez aludía al debate por su elección, y a "la importancia de que esta institución sea independiente". Lo hacía ante las autoridades institucionales, desde el vicepresidente, Pedro Solbes; el secretario de Estado de Economía, David Vegara; el asesor económico del presidente, Miguel Sebastián; el responsable de la CNMV, Manuel Conthe, y Miguel Arias Cañete, responsable económico del PP.

Ante la flor y nata económica, Ordóñez subrayó que aunque la autonomía es "fundamental", tiene "carácter instrumental". El Banco de España "es un servicio público" que debe defender los intereses de los depositarios, sin perjudicar la actividad de bancos e instituciones privadas, y servir a los españoles.

DOS RETOS DEL MANDATO El gobernador dibujó dos retos para los próximos seis años: elevar el prestigio internacional del banco y adecuar la supervisión y regulación financiera al nuevo escenario mundial. Por eso, dijo, es importante la elección de José Viñals como subgobernador.

Anunció la presencia de tres mujeres entre los cargos de una institución tan rancia como es el Banco de España: una directora general de Servicios, Pilar Trueba; una directora adjunta a Asuntos Internacionales, Pilar Lhotellerie-Fallois, y una consejera no nata, Ana Sánchez Trujillo, que ocupa el puesto que deja Fernández Ordóñez.

Solbes defendió el nombramiento del que fuera secretario de Estado de Hacienda por su perfil experto e independiente. Y dedicó elogios al gobernador saliente, Jaime Caruana. Tras el acto, Solbes reconoció que existe "un riesgo" de revisar al alza la previsión de crecimiento español, del 3,3%.