La compañía suiza Swiss se construyó a partir de las cenizas de Swissair y de su filial de vuelos regionales Crossair. Swissair, que, con una antigüedad de 70 años aspiraba a ser la primera aerolínea europea, entró en quiebra en el 2001 y desapareció en junio del 2002. Una auditoría reveló después que la mala gestión, la ocultación de deudas y la compra a elevados precios de empresas con dificultades provocó la quiebra de Swissair, que también se llevó por delante a su filial belga Sabena.