Verde, muy verde. O peor que eso, "muy compleja" e, incluso, con muchas opciones de naufragar. Así veían ayer fuentes bancarias la posibilidad de un acuerdo entre las entidades financieras acreedoras de Sacyr --titular del 20% de Repsol--, y Lukoil. Los prestamistas de la constructora, encabezados por el Santander, requieren garantías a la petrolera rusa para subrogarle el crédito de 5.175 millones de euros porque la constructora, asfixiada por una deuda de 18.000 millones, exige valorar Repsol al doble del precio actual.

Sacyr, presidida por Luis del Rivero, compró su participación a un precio medio de 26,71 euros (6.525 millones). Ayer las acciones de la petrolera perdieron el 1% y cerraron a 14,85 euros, lo que eleva esa parte a 3.625,9 millones. La rusa se mostró dispuesta a aportar garantías. Aun así, el pacto es complejo, según el organismo público ICO, uno de los acreedores. En todo caso es un proceso con dos etapas. En la primera debe cerrarse el acuerdo de la subrogación en la que están implicadas más de 40 entidades, aunque las principales son el Santander, Caja Madrid, Citigroup y Calyon (de Crédit Agricole). En realidad, el 20% de Repsol propiedad de Sacyr está en manos de los bancos como garantía, al igual que una parte de su filial Testa, como prenda adicional por la bajada del precio de la petrolera.

En el supuesto de lograr el pacto de subrogación, entraría en juego La Caixa, que se mostró dispuesta a financiar la compra por Lukoil de otro 9,9% de la petrolera (incluida una parte de su propia participación de hasta el 6% --tiene más del 14%--, la de Caixa Catalunya y la de Mutua Madrileña). Pero eso está supeditado al pacto con los acreedores.

Y hay otro elemento que hace chirriar la operación: los estatutos de Repsol limitan los derechos políticos por accionista al 10%. ¿Por qué Lukoil pagaría una prima sustanciosa por no tener el control? En todo caso, la polvareda política por la operación enfría el entusiasmo inicial de la caja catalana, según fuentes financieras. Las incertidumbres hicieron que los títulos de Sacyr bajaran en bolsa el 8,05%.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, enfrió el aluvión de peticiones a favor de paralizar la operación e incluso de que el Ejecutivo asuma el crédito de Sacyr o entre en el capital de Repsol. Así, descartó una intervención pública en la petrolera.

El líder del PP, Mariano Rajoy, aseguró que en el 2006 el Gobierno "despejó el camino" para que Sacyr entrara en Repsol y le acusó de estar "repitiendo" los mismos "vicios" que se produjeron entonces, como el "apalancamiento, la falta de transparencia e incluso el favoritismo gubernamental". El PP llevará hoy al Congreso la cuestión.

EL HERMANO DE DE LA VEGA Por otra parte, el exdirector de recursos humanos de Repsol YPF Jesús Fernández de la Vega, hermano de la vicepresidenta del Gobierno, presentó ayer su "renuncia irrevocable" al cargo de director de la Fundación Repsol, puesto para el que fue nombrado el 13 de noviembre. En una carta al presidente de la petrolera, Antoni Brufau, Fernández de la Vega explicó que renuncia para evitar que su nombre pueda ser utilizado para "empañar" la reputación de la empresa o "dañar" la trayectoria de su familia.