Se acabaron las relaciones relativamente cordiales entre el Gobierno de EEUU y Bernard Madoff, acusado de orquestar un fraude en el que se han desvanecido 50.000 millones de dólares. El lunes, el ayudante del fiscal en el caso, Marc Litt, pidió al juez federal Ronald Ellis que revoque la libertad bajo fianza y encarcele al financiero.

El giro en la posición gubernamental --que en diciembre aceptó dejarlo en arresto domiciliario en su apartamento de lujo en Manhattan-- ha estado impulsado por la revelación de los dos hijos de Madoff, Mark y Andrew, de que el acusado ha estado enviando por correo a ellos mismos y a otros familiares y amigos relojes, joyas y otros bienes valiosos valorados en un millón de dólares.

Los cinco envíos --tres de cuyos contenidos han sido recuperados por las autoridades-- rompen las condiciones de congelación de bienes. El defensor de Madoff, Ira Sorkin, dijo que los envíos no fueron malintencionados.