En su 40 aniversario, el Foro Económico Mundial de Davos se plantea la tarea nada sencilla de "mejorar el estado del mundo". Con ese afán, los líderes económicos y políticos se reunirán a partir de mañana en la pequeña localidad del cantón suizo de los Grisones, en pleno corazón de los Alpes, para "repensar, rediseñar y reconstruir" un nuevo orden económico mundial que debería derivarse de la "cooperación global".

"Tenemos que repensar nuestros valores: vivimos en una sociedad global con diferentes culturas. Tenemos que rediseñar nuestros procesos: cómo afrontamos el reto de una agenda global. Y, finalmente, tenemos que reconstruir nuestras instituciones", expuso ayer en rueda de prensa Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del foro.

Davos acogerá, hasta el 31 de enero, a 1.400 ejecutivos de primer nivel de las primeras 1.000 compañías del mundo, así como políticos y más de 5.000 policías y soldados que velarán por la seguridad de la cita. Los grandes ausentes serán los banqueros.