El malestar por los suicidios en serie de empleados de France Télécom --24 en 18 meses-- ya pasa factura a los dirigentes de la empresa. Ayer, el operador de telefonía anunció la destitución de su número dos, Louis-Pierre Wenes, reemplazado por Stéphane Richard, designado hace unos meses para suceder al presidente del grupo, Didier Lombart, en el 2011. Con esta decisión, France Télécom intenta capear una tormenta que está lejos de amainar. Empleados y sindicatos culpan a la empresa de los fallecimientos, atribuidos a la presión que sufren los trabajadores para hacer frente a una reestructuración. La situación se ha escapado de las manos de la dirección. El mes pasado, cuando una empleada se tiró por la ventana y se contabilizaron 23 suicidios, la empresa fue llamada a capítulo por el Gobierno --accionista mayoritario-- para atajar la "espiral infernal". Las tibias palabras de Lombart --que suavizó el proceso pero no a cuestionar la reestructuración-- no impidieron que la semana pasada un trabajador de Annecy se quitara la vida lanzándose desde un viaducto. En una carta, culpaba al ambiente que había en la empresa.

Según los sindicatos, los trabajadores son sometidos a constantes traslados de sede y a una gran presión para marcharse.