Los funcionarios públicos tendrán que ganarse la continuidad en sus puestos de trabajo a través de evaluaciones periódicas, aunque no perderán la condición de empleados públicos en el caso de que no alcancen los resultados mínimos exigidos. Según el anteproyecto de ley del Estatuto de la Función Pública, los funcionarios que no rindan podrán ser apartados de su puesto y trasladados a otro.

El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, explicó ayer al presentar el anteproyecto que "la continuidad en los puestos dependerá de lo que se haga" en ellos. "Se trata de que desaparezca la presunción de estar obteniendo un puesto para toda la vida, se desempeñe como se desempeñe", añadió.