Unos 300.000 funcionarios portugueses siguieron ayer la huelga convocada por los sindicatos, en protesta por la congelación de los salarios de los empleados públicos y la penalización de las prejubilaciones.

Los datos, confirmados por el Frente Común de los Sindicatos de la Administración Pública, indican que más de 22 escuelas cerraron sus puertas en Lisboa. Los sectores más afectados por la huelga fueron salud, educación, seguridad social, finanzas y recogida de basura.