El reparto de poder en la empresa resultante está bloqueando la posible fusión entre Iberdrola y Gas Natural. Las negociaciones entre ambas compañías para crear un gran grupo energético español se encuentran en punto muerto por la resistencia del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, a que La Caixa y Repsol nombren a un consejero delegado, a que la sede operativa de la empresa resultante se sitúe en Barcelona --reclama que se ubique en Bilbao-- y a que el consejo de administración tenga una representación paritaria.

El diálogo está en este momento tan estancado que, llegados a este punto, solo queda que el nuevo Gobierno se decante por una solución.