Las ayudas al desarrollo de los países pobres y la deuda exterior centraron ayer los debates previos a la reunión de los ministros de Economía y Finanzas de las siete potencias más ricas del mundo (G-7) reunidos en Londres este fin de semana. A partir de hoy abordarán, además, el crecimiento económico y la situación de los tipos de cambio. Al encuentro, que comenzó anoche con una cena en Lancaster House, también asiste el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, y los gobernadores de los bancos centrales de las grandes áreas monetarias.

Las discusiones de hoy han estado precedidas por un seminario en el que hubo un debate sobre comercio y políticas de desarrollo, en el que salieron a la luz las discrepancias entre EEUU y el Reino Unido sobre ayuda exterior y el alivio de la deuda externa a los países pobres.

Gordon Brown, el titular de finanzas británico, desea que los países más industrializados aumenten la ayuda a las naciones más necesitadas y el levantamiento de algunas barreras del comercio mundial. Londres desea crear un Mecanismo Financiero Internacional (IFF en inglés) que duplicaría la ayuda exterior hasta los 77.500 millones de euros.

Pero los americanos ven mejor el sistema de donaciones. John Taylor, subsecretario del Tesoro de este país, se opone a la idea británica de usar parte de las reservas de oro del FMI para aligerar la deuda, ya que no está "convencido de su necesidad".

Rato sí se mostró, en cambio, partidario de un aumento de los recursos "para reducir la deuda, pero también para fomentar una financiación para que los países mejoren su gobernabilidad".