La portuguesa Galp Energía mantuvo contactos en Madrid hace una semana con el Grupo Santander para interesarse por su participación en la eléctrica Unión Fenosa, vendida el viernes al grupo presidido por Florentino Pérez, ACS Dragados.

Un portavoz de la petrolera lusa, que reconoció esos contactos, aseguró ayer que Galp no llegó a formalizar una propuesta de compra de la participación del Santander en la tercera eléctrica española, cifrada en el 22,7%. Galp, según unas declaraciones del portavoz, Miguel Tomé, mantuvo un contacto informal con el Santander, en la perspectiva de análisis de una oportunidad que "parecía tener algunas posibilidades de éxito".

CONTACTOS RECONOCIDOS Otras fuentes sectoriales reconocieron la existencia de esos contactos, aunque Galp quedó descartada cuando el empresario gallego Amancio Ortega, dueño de Inditex, hizo una oferta de 30 euros por acción de Unión Fenosa, muy por encima de lo que habían sugerido los portugueses que podrían desembolsar. El desenlace de la operación, que dejó a Ortega fuera de la operación, provocó la ruptura definitiva entre éste y el vicepresidente de Inditex, José María Castellano, que el viernes comunicó que abandonaba la compañía de distribución textil gallega. Algunas fuentes señalaron que Castellano había pilotado la operación de entrada del empresario gallego en Unión Fenosa.

Pese a que algunas fuentes ha apuntado la posibilidad de acuerdo previo entre Galp y ACS, fuentes de la petrolera explicaron que el anuncio de la compra de las acciones del Santander en la eléctrica por ACS, les llegó por sorpresa, y admitieron que el precio ofertado por los portugueses era demasiado bajo para ser tenido en cuenta.

Las empresas del sector energético portugués siguen de cerca los acontecimientos que animan la actividad de las empresas españolas desde la reciente presentación de una oferta pública de adquisición (OPA) de Gas Natural sobre Endesa. Según analistas, la preocupación de los agentes del sector energético luso, sobre todo Galp y Energías de Portugal (EDP), dueña en España de Hidrocantábrico, es no perder dimensión frente a sus competidores españoles, principalmente en la perspectiva del Mercado Ibérico de la Electricidad (MIBEL), que está pendiente de entrar en pleno funcionamiento.

Algunos comentaristas periodísticos sugieren desde hace días que Portugal debería suspender definitivamente el acuerdo alcanzado en noviembre del 2002 por ambos gobiernos, si las empresas lusas no consiguen nuevos activos que reduzcan su desventaja con las del país vecino. La preocupación lusa fue expresada en Lisboa, el pasado jueves, por el ministro portugués de Economía, Manuel Pinho, a su colega español de Industria, José Montilla, en un encuentro celebrado por ambos para preparar la próxima Cumbre Ibérica, que se reunirá en noviembre en la ciudad lusa de Evora.

Pinho, según confirmó ayer, se desmarcó ante Montilla de la Autoridad de la Competencia portuguesa, que el mismo jueves reclamó a Bruselas que estudie si la OPA de Gas Natural a Endesa no interfiere con las reglas de la competencia. La petición de competencia fue elaborada sin contar con el Gobierno.