El precio de la gasolina sin plomo de 95 octanos acaricia ya el euro por litro en algunos surtidores (98,70 céntimos), aunque de media está a 90 céntimos (150 pesetas), una cota sin precedentes. De igual forma, el gasóleo de automoción, el carburante de mayor uso para vehículos, se ha situado en una media de 75,50 céntimos (126 pesetas), aunque supera los 82 céntimos en algunas gasolineras, según datos del Ministerio de Economía.

En lo que va de año, la gasolina ha subido el 12,5%, casi cinco veces más que la inflación, y el gasóleo de automoción, el 8,6%, el triple que el índice de precios de consumo (IPC).

La constante subida de los carburantes es producto del alza del petróleo, que ayer bajó a 37 dólares a la espera de que la organización de países exportadores de petróleo (OPEP) adopte hoy en Amsterdam la decisión de incrementar la producción.

ESCEPTICISMO Pero impera el escepticismo, entre otras cosas porque el cártel, que puso en marcha un recorte de la oferta en abril pasado, lleva desde entonces produciendo entre 1,5 millones y dos millones más de barriles diarios de los que había acordado. Y la cotización no ha parado de escalar hasta situarse por encima de los niveles de la guerra del golfo Pérsico, en octubre del año 1990.

Además, el barril de crudo de referencia de la OPEP superó en diciembre pasado los 28 dólares y la organización no incrementó la producción como tiene previsto en esas circunstancias. La fortaleza del euro frente al dólar ha actuado hasta la fecha de colchón en Europa, pero la situación empeorará si la divisa de EEUU emprende el camino de subida al calor de la consolidación del crecimiento en el país.

PEOR EN EEUU Hasta ahora, es la primera potencia mundial la que más ha sufrido el encarecimiento del crudo con la consiguiente subida de la gasolina por encima de la insólita cota de los dos dólares por galón. Esta circunstancia se ha convertido incluso en un argumento de la campaña electoral de los candidatos a la Casa Blanca.