Dos de los tres icónicos fabricantes de coches de Detroit, General Motors (GM) y Chrysler, están negociando un acuerdo de fusión, según publicó ayer la prensa estadounidense. Las negociaciones, que hace un mes que duran, están en una fase preliminar y, de llegar a buen puerto, la empresa resultante se convertiría en el mayor productor de automóviles del mundo, superando a la japonesa Toyota. Pero el mero hecho de que se esté negociando es un nuevo indicador de la crisis del sector automovilístico en EEUU, uno de los motores de la economía del país.

Según The New York Times, las negociaciones las llevan GM y el fondo de inversión Cerberus, que posee un 80,1% del accionariado de Chrysler (el resto es de la alemana Daimler AG, que quiere dejar la firma). Las negociaciones versan sobre qué porcentaje tendría Cerberus en la nueva empresa, que dominaría el 35% del mercado de EEUU.