General Motors, la mayor automovilística de EEUU, que parece cada vez más abocada a seguir los pasos de Chrysler y reorganizarse bajo la ley de bancarrota, ha quemado entre enero y marzo más de 4.492 millones de euros de sus reservas de capital, lo que representa unos 84 millones diarios y dobla el ritmo de gasto de los últimos tres meses del 2008.

En las arcas del debilitado gigante de Detroit quedan poco más de 8.600 millones de euros, prácticamente el mínimo de liquidez necesario para seguir operando. Y esas reservas serían menores si no hubiera recibido del Departamento del Tesoro entre enero y marzo 7.000 millones de euros (la parte principal de los 11.500 millones de ayudas que le ha dado hasta ahora el Gobierno).

Con un 40% menos de ventas, vio caer sus ingresos un 47% en el primer trimestre hasta quedarse por debajo de los 17.000 millones de euros. La pérdida neta fue de unos 4.500 millones, casi el doble que un año antes. "Estamos siguiendo con mucha atención los procedimientos de Chrysler", constató ayer Ray Young, consejero financiero de la compañía.