La lucha por Opel ha entrado en una nueva fase, aunque esta vez se espera que sea --definitivamente-- la fase final. Su hasta ahora matriz, General Motors (GM), confirmó ayer por la tarde que son tres las ofertas oficiales que tiene sobre la mesa.

Lo hizo a través de GM Europa y sin dar nombres ni detalles de las ofertas, aunque pocos secretos quedan ya en torno a la pugna por el fabricante europeo de automóviles. A la conocida oferta de la empresa de componentes de automoción austriaco-canadiense Magna, que parecía que iba a conseguir la compra, se suman la del inversor financiero belga RHJ y la del productor de vehículos chino BAIC.

General Motors quiere analizar las ofertas y plantear sus preferencias al Ejecutivo alemán mañana. Antes de que acabe esta semana, también se presentarán las propuestas al resto de gobiernos afectados, entre ellos el español, y a la Comisión Europa.

El Gobierno de Berlín podría tener de nuevo la última palabra, ya que sin las garantías y créditos ofrecidos por el Ejecutivo central y los regionales con fábricas de Opel --que podrían llegar a los 3.000 millones de euros-- la salvación de la empresa es inviable. El portavoz gubernamental, Ulrich Wilhelm, aseguró que en los próximos días consultarán con GM Europa y la sociedad fiduciaria que actualmente posee el 65% de las acciones de Opel para decidir cuál es la opción más favorable para los intereses alemanes.

POCA CONFIANZA Según la prensa de ese país, los favoritos siguen siendo Magna y RHJ, ya que BAIC, a pesar de mostrarse dispuesto a aportar más capital propio que la austriaco-canadiense y la belga, no ofrece la confianza necesaria al consejo de vigilancia de Opel y sus propuestas de recortes y cierres de fábricas son impopulares.

En principio, parece difícil que el Ejecutivo alemán retire su apoyo a la oferta de Magna. La cancillera, Angela Merkel, ha reiterado públicamente su apoyo a la oferta de la empresa canadiense. Tras ella está, además, el banco estatal ruso Sberobank y en la última visita a Berlín del presidente ruso, Dmitri Medvedev, la semana pasada, él y la cancillera dejaron claro su deseo de que la oferta llegara a buen puerto.

Según esa oferta, Magna se quedaría con el 27,5% de Opel (por encima del 20% acordado inicialmente) y el banco ruso con otro 27,5%, un 10% sería para los trabajadores y el 35% restante para GM. Además, la propuesta de Magna prevé la eliminación de 11.600 puestos de trabajo en toda Europa y el mantenimiento de todas las fábricas.

En contra de Magna está, sobre todo, su falta de entendimiento con GM en algunos puntos clave sobre dónde y cómo se fabricarán los coches del futuro Opel. Tampoco hay que olvidar que, aunque Magna cuente con mucho apoyo en Alemania, el ministro de Economía, Karl-Theodor zu Guttenberg, nunca ha sido gran amigo de la oferta del proveedor de piezas y, tras conocerse la existencia de tres propuestas para hacerse con el fabricante automovilístico, ayer insistió en que no hay que aferrarse a decisiones tempranas.

DURO COMPETIDOR Además, a Magna le ha salido un duro competidor con RHJ International. El inversor belga cuenta con más apoyos en Detroit ya que su plan es adquirir el 50,1% de Opel y administrar la nueva empresa en estrecha cooperación con GM. En Alemania, sin embargo, la idea de cerrar durante dos años la planta de Eisenach le ha valido a RHJ muchos enemigos, por no hablar de los rumores de que su única intención es volver a vender su participación a GM una vez que Opel sanee sus cuentas. Y esto a pesar de que su oferta de recortes de empleo mejora la de Magna (9.900 en toda Europa) y requeriría menos ayudas estatales. Las ofertas están puestas ya sobre la mesa y, aunque la discusión promete ser intensa, se espera que la decisión final llegue en unos días, antes de que acabe el mes.