El Gobierno había anunciado hace tiempo a los empresarios su intención de rebajar el impuesto de sociedades, pero les faltaba saber cuánto. El presidente del Gobierno decidió ayer desvelar la incógnita en el curso de una conferencia organizada por The Economist. José Luis Rodríguez Zapatero avanzó que "el objetivo" del Ejecutivo es reducir el gravamen al 25% para las pequeñas empresas y al 30% para las grandes "en un horizonte temporal razonable".

En la actualidad, estos tipos son del 30% y del 35% respectivamente, si bien el tipo efectivo (lo que se paga realmente tras el juego de las deducciones) se sitúa entre el 28% y el 29%. La reforma entrará en vigor en el 2007, pero el recorte de tipos será gradual y no se alcanzarán el 25% y el 30% anunciados hasta transcurridos unos años.

¿DONDE ESTA EL CORTE? El nuevo interrogante es conocer qué considerará el Gobierno como una pequeña empresa. Hacienda sólo aplica hoy el tipo reducido del 30% a los primeros 120.202 euros de beneficio que obtienen aquellas sociedades cuyos ingresos no superan los 8 millones de euros al año.

Las organizaciones empresariales llevan tiempo pidiendo al Gobierno un sistema que les permita competir en igualdad de condiciones con las sociedades europeas. Las empresas de los 25 países de la UE soportan una carga fiscal promedio del 25%.

El impacto económico de esta rebaja fiscal en los ingresos del Estado será prácticamente nulo, según aclaró el director de la oficina económica del Gobierno, Miguel Sebastián. El asesor de Zapatero dijo que la reforma prevé la desaparición de algunas deducciones que hoy benefician a las empresas por lo que Hacienda logrará "casi lo comido por lo servido". No se prevé una rebaja sustancial en el tipo efectivo.

Previo al anuncio de Zapatero, el presidente de la patronal CEOE arremetió contra la presión fiscal y auguró que crecerá "dos décimas de PIB en el 2006 después de subir cuatro en el 2005, dos en el 2004 y otras cuatro en el 2003". Cuevas criticó que el Gobierno pretenda "reconducir" la fiscalidad energética hacia un nuevo impuesto medioambiental que, en su opinión, aumentará el precio de los productos y reducirá el empleo. En vez de establecer incentivos fiscales para la investigación de procesos de fabricación limpios, el Gobierno sólo tiene "afán recaudatorio", aseveró.

En cuanto a los futuros cambios en la tarifa del IRPF, Zapatero se limitó a señalar que su intención es lograr un impuesto "más sencillo y justo, reducir la presión fiscal sobre los rendimientos del trabajo y considerar más neutralmente el ahorro".

El presidente insistió en el buen momento que está viviendo la economía española al recordar que The Economist y el Deutsche Bank consideran a España como uno de los países, junto a EEUU, Canadá y China, que liderarán el futuro crecimiento mundial. Zapatero auguró un crecimiento del PIB superior al 3,3% previsto para el 2006 y una inflación del 2,5%.

Sin embargo, el modelo de crecimiento hay que sustentarlo hacia la productividad, dijo Zapatero. Por ello, el Programa Nacional de Reformas enviado a Bruselas prevé reducir la deuda del Estado al 34% en el 2010, invertir 250.000 millones de euros en infraestructuras, mejorar la educación e invertir en investigación y desarrollo, entre otros.

EL IMPACTO DEL PETROLEO Por otra parte, el encarecimiento del petróleo ha restado este año tres décimas al crecimiento de la zona euro, según dijo ayer el comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia. Durante una conferencia en Barcelona, Almunia afirmó que las tres décimas que se han rebajado con respecto a las previsiones del verano (del 1,6% al 1,3%) "casi todas se debe al impacto del petróleo", pero aseguró que no está previsto que el crudo afecte de nuevo al crecimiento.