El Gobierno británico renacionalizó ayer temporalmente una de las líneas ferroviarias más importantes del Reino Unido. El operador National Express ha perdido el contrato de explotación de red que cubre la costa oriental, uniendo Londres con Edimburgo (Escocia).

El ministro de Transportes, lord Adonis, tomó la decisión, que entrará en vigor a finales de año, ante los 24 millones de euros de pérdidas sufridas por National Express en esta franquicia durante los primeros seis meses del año actual. Richard Bowker, director ejecutivo de la firma de transportes, que también opera una red nacional de autocares, ha presentado la dimisión. El pasado mes la compañía empezó a cobrar a los pasajeros por reservar los asientos, al tiempo que cancelaba las reducciones de precios en las compras a través de internet. El Gobierno del laborista Gordon Brown está furioso con su fracasada gestión y estudia nacionalizar también otras dos concesiones a la misma firma, incluida la línea de East Anglia, que cuenta con los trenes que van al aeropuerto londinense de Stansted.

National Express reconoció no haber podido frenar las pérdidas en la costa oriental, a pesar de haber realizado reducciones masivas en los costes. Incapaz de cumplir los compromisos contractuales y asegurar el servicio a los pasajeros hasta el 2015, fecha en que expiraba el acuerdo, la compañía pidió una renegociación del contrato.

El Gobierno se ha negado y National Express ha hecho saber que no seguirá poniendo dinero en una ruta deficitaria. "Es simplemente inaceptable recoger los beneficios de los contratos cuando corren buenos tiempos y romperlos cuando vienen tiempos más difíciles", declaró lord Adonis, al explicar que el Ejecutivo se hará cargo de la línea en el plazo de unos meses.

La renacionalización debería ser temporal, hasta encontrar un nuevo operador privado a partir de finales del año 2010. Para entonces habrá seguramente un nuevo Gobierno conservador en el país, que será el que deberá tomar la decisión.

El equipo del nuevo líder tory, David Cameron, está revisando ahora cómo su propio partido realizó la privatización del ferrocarril británico.