El Gobierno español no está satisfecho con las actuaciones del Banco Central Europeo (BCE) ante la crisis financiera. Dos ministros del Ejecutivo --el vicepresidente económico, Pedro Solbes, y el de Trabajo, Celestino Corbacho-- pidieron ayer el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, más decisión para afrontar la tormenta en la que se hallan las economías occidentales.

Solbes consideró que el BCE debería "facilitar más liquidez" a los mercados y por plazos "algo mayores" en el actual contexto de crisis financiera. La reclamación del vicepresidente económico no es gratuita y hace hincapié en las dificultades que tienen las entidades crediticias españolas para encontrar financiación en los mercados. La banca afronta el vencimiento en los próximos tres años de deuda por importe de 190.000 millones de euros obtenida en los mercados mayoristas, según la consultora Tatum. "La tensión en los mercados mayoristas y la dificultad para financiarse a medio y largo plazo será una de las grandes dificultades de los próximos años", sostiene la consultora en su informe sobre los efectos de la crisis subprime en entidades españolas.

EN BUSCA DE DINERO Lo cierto es que bancos y cajas se agolpan a la puerta del BCE en busca de dinero. Ayer, el emisor adjudicó 180.000 millones de euros a un tipo marginal del 4,73%, pero recibió solicitudes por valor de 334.043,8 millones de euros a un tipo máximo del 5,15%, frente al 4,8% de la semana pasada. Es decir, se concedió menos dinero del que se reclama y más caro.

Además, realizó una emisión conjunta con la Reserva Federal de EEUU de 25.000 millones de dólares a un tipo fijo del 3,75% y con un vencimiento a 28 días. Un total de 71 bancos comerciales participaron en la operación de refinanciación y pidieron 110.100 millones de dólares.

Pese a las dificultades de financiación, el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, aseguró que las cajas españolas "están haciendo bien los deberes", a través del aumento de las dotaciones y el mayor rigor en la concesión de créditos, de manera que "la morosidad ha aumentado pero mantenemos el mismo nivel de beneficios que el ejercicio pasado, a diferencia de entidades de otros países". No entró, sin embargo, a valorar las consecuencias negativas que tiene para las empresas españolas el mayor celo de las entidades de ahorro a la hora de conceder créditos.

El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, dijo que sería "prudente y saludable" que el BCE bajara los tipos de interés y ajustara el precio del dinero. Planteó, así, la conveniencia de que Trichet incorpore el crecimiento a los objetivos del BCE. Sería "razonablemente necesario" equilibrar la contención de la inflación con una rebaja del precio del dinero para dar liquidez al mercado. Dijo que el origen de los problemas económicos españoles no es laboral, por lo que no cree que sea en este ámbito donde deba buscarse la salida a la crisis.

Aspecto este en el que el propio Trichet no se mostró ayer demasiado implicado. Reiteró el compromiso de la institución con la estabilidad de precios y afirmó que se adoptarán las medidas necesarias para que la inflación se sitúe en el entorno del objetivo de estabilidad del 2%. "Tenemos que lograr la estabilidad de precios en el medio plazo, lo que significa menos del 2%, aunque cerca del 2%, por lo que debemos evitar efectos de segunda ronda. Haremos todo lo necesario para hacer retroceder la inflación cerca de nuestra definición de estabilidad", dijo.

El inflexible objetivo del BCE no acaba de cumplirse, mientras que el crecimiento en la UE va a la baja. Solbes avanzó que en los próximos trimestres el PIB español estará entre el 0,1% de crecimiento y el 0,1% de caída y el año que viene el avance "también será bajo", en el entorno del 1% para todo el ejercicio.