Alitalia, la compañía de bandera italiana, de la que el Estado es el principal accionista, promoverá mañana la declaración de insolvencia con toda probabilidad y nombrará a un comisario para que administre su liquidación. Los activos que produzcan beneficios pasarán a la nueva Compañía Aérea Italiana (CAI), sociedad de responsabilidad limitada fundada el martes, de la que son accionistas 16 industriales italianos.

Estos han respondido a la llamada patriótica del Gobierno conservador. De momento se han comprometido a constituir una sociedad anónima, y calculan desembolsar unos 1.000 millones en la nueva empresa. Eso sí: los temas más delicados de la antigua Alitalia, como son los entre 5.000 y 7.000 despidos previstos y las deudas, serían transferidos a otra sociedad.

Este es, en resumen, el proyecto elaborado por el banco IntesaSan Paolo, que ha actuado como asesor del Ejecutivo, aunque, según la mayoría de los analistas económicos del país, se trata de una carrera de obstáculos de carácter interno (los sindicatos) y europeo (ayudas de Estado y antimonopolios). "Es la habitual estafa a los italianos al estilo Berlusconi", ha comentado Antonio Di Pietro, líder del partido Italia de los Valores (IdV), en la oposición. "Nadie se quedará en la calle", ha prometido Altero Matteoli, ministro de Infraestructuras y Transportes.

INTERES DE AIR FRANCE-KLM Ayer, además, el mismo Matteoli no descartó el posible interés de Air France- KLM por Alitalia, cuatro meses después de que Il Cavaliere rechazara de lleno la propuesta de la compañía. "El Ejecutivo no tiene nada contra Air France. Es más, si ahora quieren colaborar con la nueva Alitalia, incluso nos gustaría", dijo.

El primer Consejo de Ministros a la vuelta de las vacaciones, que se celebrará hoy en Roma, debería decidir la fórmula elegida para la muerte de Alitalia, para lo que el Gobierno ha encarado dos posibles decisiones que presentan sus respectivos inconvenientes. Según han anticipado algunos ministros, la compañía a liquidar podría ser transferida a Fintecna, una sociedad 100% estatal, o autodisolverse sin salvavidas. En el primer caso, se configuraría una ayuda estatal, que la Comisión Europea prohibiría, y en el segundo no queda claro quién pagaría los costes (finiquitos, jubilaciones anticipadas), porque los socios de la nueva compañía han dejado claro que no lo harán y el Estado no puede asumirlo.

Según los medios de comunicación económicos, el valor de la vieja Alitalia, aviones incluidos, que había sido estimado en 2.200 millones en la pasada primavera por Air France-KLM cuando negociaba el saneamiento, sería actualmente de solo 1.000 millones debido a los nuevos precios del petróleo, insuficientes para cubrir el monto de la liquidación. Esta comprende también la deuda acumulada por Alitalia (unos 1.000 millones) y los créditos a proveedores y bancos, y las obligaciones en manos de los inversores.

AYUDAS A finales de la pasada primavera el Gobierno concedió un crédito de 300 millones a la sociedad para evitar su quiebra con el compromiso de devolverlos. De otro modo habría constituido una ayuda estatal, como impugnaron British Airways y Ryanair, entre otros.