El Gobierno se ha propuesto plantar cara definitivamente al coste que suponen para el Estado las prejubilaciones y entrar de lleno en una reorganización de la prestación de viudedad. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, presentó ayer en el Congreso seis puntos esenciales para una nueva reforma de la Seguridad Social que vienen a reunir todas las propuestas que durante los últimos cinco años se han quedado en cartera.

Corbacho compareció a petición propia en la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo para dejar muy claro que el Gobierno quiere "acabar con la cultura de las prejubilaciones". Aunque el número de jubilaciones anticipadas ha disminuido en los últimos años, esta reducción es insuficiente para el ministro. Corbacho manifestó que no es partidario de alargar la edad legal de jubilación --hoy establecida en 65 años-- como han hecho otros países europeos, pero su intención es que ningún trabajador pase al retiro antes.

En España, la edad media de jubilación real oscila entre los 62 y los 63 años, pero hay empresas que obligan a sus trabajadores a prejubilarse entre los 52 y los 58 años, acogiéndose primero al seguro de paro y luego a la jubilación anticipada a los 60. Esto supone un alto coste para el Estado, máxime cuando la esperanza de vida de los españoles supera los 80 años.

CAUDAL DE SABIDURIA El Gobierno no considera bueno que los empleados abandonen el mercado laboral tan pronto ni que este fenómeno esté "socialmente justificado", porque se supone "prescindir de un caudal de sabiduría", dijo el ministro. Sin embargo, entiende que, en determinadas situaciones de crisis en un sector, el pase al retiro anticipado pueda estar justificado. Por eso, Corbacho quiere que el Pacto de Toledo limite las prejubilaciones a los casos en que sea imprescindible.

El ministro tampoco quiere pasar página sobre otras reformas pendientes. Es el caso de la pensión de viudedad que, en la pasada legislatura, la Seguridad Social y los agentes sociales quisieron limitar a aquellas viudas que realmente lo necesitan. La polémica que suscitó la propuesta obligó al Gobierno a aparcar esta reforma pero Corbacho, de nuevo, la propuso ayer a los partidos políticos integrantes del Pacto de Toledo.

NUEVA REALIDAD El ministro quiere que la pensión de viudedad "reconozca la nueva realidad social" donde muchas mujeres trabajan y generan su propia prestación contributiva de jubilación y no necesitan de la viudedad. Esto no es óbice para mejorar las pensiones de aquellas viudas que no tienen otros ingresos para subsistir, como recientemente se aprobó en el Congreso.

Corbacho también propuso ayer terminar la reforma de la Seguridad Social e integrar en el Régimen General a los agricultores y a las empleadas del hogar. Es intención del ministerio que, en el futuro, solo existan dos regímenes, el de asalariados y el de trabajadores autónomos.

Asimismo, el ministro dejó caer que se debería "reflexionar" sobre el principio de contributividad de las pensiones dejando abierto el debate a considerar toda la vida laboral del trabajador para calcular su pensión.

Otro de los temas que Trabajo ha rescatado del olvido es la vieja idea de crear una Agencia de la Seguridad Social, similar a la Agencia Tributaria. Esta propuesta, que surgió en los gobiernos del PP, fue abortada cuando Rodrigo Rato dirigía Economía.

Por último, el ministerio quiere impulsar el trabajo de todos los colectivos, incluido el de los incapacitados, y facilitar más las situaciones en las que se compatibiliza el cobro de una prestación con el desempeño de un empleo remunerado.

El ministro añadió que lo esencial es que estas reformas salgan adelante, dando igual si se pactan primero en el diálogo social o en el Pacto de Toledo.