El Gobierno ha rebajado en siete décimas, hasta el 1,6 por ciento, la previsión de crecimiento para este año, y también ha revisado a la baja, en 1,3 puntos, la de 2009, que sitúa en sólo un 1 por ciento, debido a la crisis económica que atraviesa el país.

En su revisión del cuadro macroeconómico, el Ejecutivo explica que ha revisado a la baja sus previsiones porque persisten, desde hace un año, los tres elementos que más están afectando a la economía española: crisis financiera internacional, subida del precio del petróleo y encarecimiento de los alimentos y las materias primas.

Además, calcula que el empleo sólo crecerá el 0,2 por ciento en 2008 y caerá en medio punto en 2009, con lo que la tasa de paro estará en el 10,4 por ciento este año y se elevará hasta el 12,5 el próximo.

El sector exterior, por primera vez en muchos años, vuelve a aportar al crecimiento, con dos décimas este año y cuatro el próximo, en un contexto de mayor aumento de las exportaciones que de las importaciones.

Debido al menor crecimiento previsto para el año próximo, el Gobierno ha revisado a la baja su previsión de ingresos y mantiene el techo de gasto, aunque incluye un incremento adicional de 1.500 millones de euros para garantizar el pago de las prestaciones por desempleo, y ya prevé un déficit del 0,21 por ciento del PIB para 2009.

El vicepresidente segundo, Pedro Solbes, señaló en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que el "notable deterioro internacional" está afectando en mayor medida al "ajuste" de la economía española, y reiteró que "nos enfrentamos a la situación económica más compleja de las últimas décadas".

En cualquier caso, Solbes insistió en que la economía española está "mejor preparada que la mayor parte de las europeas" para afrontar esta crisis. El crecimiento de este año se rebaja debido a que el Gobierno prevé una moderación aún mayor de la demanda interna, de forma que el consumo de los hogares sólo aumentará el 1,7 por ciento, cinco décimas menos que lo calculado en abril, y la inversión sólo crecerá el 0,3 por ciento, 1,2 puntos menos que lo previsto anteriormente.

Para 2009, los pronósticos del Ejecutivo son peores, y el consumo de los hogares se ralentiza hasta crecer sólo cuatro décimas, mientras que la inversión caerá 1,5 puntos.

El deterioro en la inversión española viene empujado por la crisis en el sector de la construcción. Así, el Gobierno cree que la inversión en construcción de este año bajará un 2 por ciento, y la destinada a bienes de equipo sólo aumentará el 3 por ciento.

En 2009, se acentuará la caída de la construcción, según señala el Ejecutivo, que considera que la inversión en bienes de equipo mantendrá los niveles de este año.

El Gobierno insiste en que estas previsiones son compatibles con la recuperación a partir del segundo semestre de 2009, y mantiene la idea de que a partir de 2010 la economía española volverá a crecer a tasas "cercanas a su potencial".

La nueva previsión de crecimiento ha obligado al Gobierno a revisar a la baja la previsión de ingresos para 2009, que se situará en "algo más" de 156.000 millones de euros, frente a un gasto que, excluida la prestación por desempleo, crecerá el 3,5 por ciento en línea con el aumento nominal del PIB y alcanzará los 157.870 millones de euros.

Esto daría lugar a un déficit en contabilidad nacional del 0,21 por ciento del PIB. En cuanto al incremento del gasto público que va a suponer el aumento del desempleo, el Ejecutivo reitera su compromiso de no rebajar el nivel actual de protección social, en este momento de dificultades económicas.

Por eso, en el gasto previsto para 2009 contempla 1.500 millones de euros adicionales, a fin de cubrir las prestaciones por desempleo.

De esta forma, el gasto no financiero total se situará el año próximo en 159.370 millones de euros, un 4,5 por ciento más que en 2008, pero medio punto menos que el techo de gasto autorizado por el Parlamento en junio pasado.

Como resultado, el presupuesto para 2009 tendrá un déficit del 0,34 por ciento que, según el Ejecutivo, es "perfectamente compatible" con lo establecido por la Ley de Estabilidad Presupuestaria, que permite al Estado un saldo negativo máximo del 0,4 por ciento cuando la economía crece por debajo del 2 por ciento.

Por eso, advierte el Ejecutivo, los Presupuestos para 2009 serán "claramente austeros en todas las partidas", excepto en las que más puedan contribuir a reactivar el crecimiento y en las dedicadas a la protección social, sobre todo al desempleo.

Las cuentas, concluye el Gobierno, se aseguran un carácter "anticíclico" que contribuirá a asentar la recuperación a partir del segundo semestre del año que viene.