El Gobierno reconoce ya que la economía española está creciendo a un ritmo del 2%, lo que hace prácticamente imposible que se cumpla su previsión oficial de crecimiento para este año (2,3%). El secretario de Estado de Economía, David Vegara, admitió ayer que, pese a no tener aún mucha información, "no parece que la economía se haya acelerado" en el segundo trimestre. Si se repitiese la expansión intertrimestral del 0,3% registrada en los primeros tres meses, el crecimiento interanual entre abril y junio sería del 2%, o quizá una décima arriba más, añadió.

Así las cosas, el producto interior bruto (PIB) tendría que crecer el 2% en los próximos dos trimestres para que la media del año fuera del 2,3%. Una posibilidad que el Ejecutivo descarta, ya que eso querría decir que el punto más bajo de la desaceleración se habría alcanzado entre abril y junio, cuando está previsto para mediados del año que viene. De hecho, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, ya habla de un crecimiento de en torno al 2% para el 2008.

Vegara, con todo, negó que esta situación deba obligar al Gobierno a hablar de crisis. "No sé que ventaja tendría llamarle de una manera u otra; lo importante es tener un buen diagnóstico", dijo en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo organizado por la APIE.

SIN "AUTOCOMPLACENCIA" El Ejecutivo, defendió, ha transmitido un mensaje adecuado sobre la gravedad de la situación ("El presidente ha hablado de dificultades objetivas"), e incluso si la economía no creciese, mantendría el mismo diagnóstico. Eso no implica, remachó, que el Gobierno vaya a caer en la "autocomplacencia". Así, adelantó que la lucha contra la inflación será una "prioridad".

El número dos de Solbes encontró el apoyo del presidente del BBVA. "Los temas semánticos dan igual; desde el punto de vista técnico estamos ante un ajuste y España tiene fortalezas para superar la situación", afirmó Francisco González. Lo importante, coincidió con Vegara, es el diagnóstico, y el Gobierno "está trabajando en ello".

Horas después, el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, hizo una interpretación bastante más crítica sobre la actuación del Ejecutivo. "Entre los Gobiernos y la economía hay una relación paterno-filial: no reconocemos que nuestros hijos tienen problemas hasta que es tarde, y entonces nos ponemos a solucionarlos", ejemplificó.

Caja Madrid, explicó su presidente, va a seguir adquiriendo bancos extranjeros. BBVA, en cambio, apuesta por el crecimiento orgánico y descarta recibir una oferta de compra.