En inglés se ha convertido en un verbo, to google , como definición de buscar información en internet y en España lo usan el 95% de los internautas. Y es que pocos productos pueden presumir de llegar a más de 1.000 millones de personas. Pero como Google es una de esas compañías que celebran el futuro y no el pasado, sus 10 primeros años han pasado casi desapercibidos. Ni un pastel en su cambiante logo el pasado día 7, el aniversario de la constitución de la empresa. Solo una entrada en el blog corporativo a cargo de la directora de márketing, Marissa Meyer, traza las líneas de lo que debe ser el buscador en la siguiente década: móvil, capaz de encontrar a partir de la voz, las imágenes o los sonidos, y de considerar el uso social que se hace de cada término.

Una frontera que ni pensaban Serguey Brin y Larry Page cuando abrieron su primera oficina en el garaje de una amiga en Menlo Park, al más puro estilo Silicon Valley, y desde la que daban internet gratis a la casera. Pero la historia de lo que tenía que ser "la mejor experiencia de búsquedas de la red" había comenzado tres años antes, a partir del flechazo intelectual entre los fundadores en la universidad de Stanford, de donde ambos eran alumnos.

Brin y Page tenían en común padres y madres profesores universitarios en materias como programación, matemáticas e inteligencia artificial, y un precoz interés por los ordenadores. Como ejemplo, Brin se construyó de niño una impresora con piezas de Lego.

AYUDA UNIVERSITARIA En la facultad de informática de Stanford (que financió Bill Gates dándole el nombre de su padre), ambos desarrollaron su primera idea de buscador a base de primar las páginas más enlazadas (Page Rank), pero tuvieron que salir del entorno académico para crear la empresa, de la que Stanford siempre se consideró parte intelectual.

Aun así, profesores de la universidad fueron sus padrinos para conseguir contactos como el de Andy Bechtosheim, fundador de Intel y primer inversor de la compañía, que les dio un cheque por 100.000 dólares que los dos estudiantes celebraron con una cena en un Burger King.

Si hay señales que marcan estilo, esa fue una. En un momento en que el dinero fluía para las puntocom, y los Ferraris y las mesas de billar eran obligadas, Google se creó con ordenadores reciclados que mejoraban sus prestaciones por software y no fueron a comprar grandes cantidades de piezas hasta que no tuvieron 25 millones de dólares apalabrados.

Fue una financiación casi récord que pusieron a partes iguales en un pacto inusitado las dos principales firmas de inversión del Silicon Valley: Kleiner, Perkins, Caufield & Byers, y Sequoia Capital. Pagaban poco, daban a sus empleados acciones y comida de calidad gratis y no invertían en publicidad, pero el boca-oreja era tan espectacular que desbordaron a sus rivales por aquel entonces, Yahoo, Altavista y Excite, en muy poco tiempo.

Page y Brin batallaron duro para no ceder a sus inversores su todavía no negocio (no elaboraron un plan hasta el 2001) y tan solo concedieron fichar a un ejecutivo externo cuando las visitas ya desbordaban en exceso las previsiones iniciales.

El elegido fue Eric Schmidt, presidente ejecutivo de Novell, que durante unos meses estuvo pluriempleado en la compañía de redes y en la del buscador. Y que tuvo que convencer a los dos informáticos de que una empresa como la suya no iba ya a gestionar la contabilidad con un programita para pymes.

De nuevo, la proverbial tacañería de ambos ingenieros, según cuenta David Vise en el libro The Google Story , ya que reinvertían cualquier beneficio al tiempo que fichaban a un neurólogo, Jim Reese, para diseñar la red de servidores.

UNA ESTRATEGIA DIFERENTE Sus primeros ingresos de Google llegaron de licenciar la tecnología de búsqueda a empresas como Red Hat y a competidores como Yahoo (el cofundador David Filo ya les ayudó en sus inicios), AOL y Ask Jeeves, que consideraban que esto de las búsquedas era algo banal y que había que concentrarse en un portal lo más generalista posible que permitiera retener a los usuarios.

Los anuncios llegaron más tarde, después de estudiar cuidadosamente cómo colocarlos para diferenciarse de Yahoo, que los priorizaba sobre los resultados de las búsquedas. Y se vio avalada por contratos como el del gigante de la distribución Wal- Mart y el del automóvil Acura, que empezaron así a anunciarse en internet. Sería el inicio de la expansión internacional, con la creación de 68 oficinas en todo el mundo y traducción a casi todos los idiomas.

Cuando salieron a bolsa, en agosto del 2004, fueron originales y optaron por un sistema de subasta que elevó el precio inicial de 85 dólares a 200 en dos meses. Un año más tarde, estaban en 300 dólares, con una cuota de uso del buscador del 48% entre los internautas del mundo, y en diciembre del 2007 logró su techo de 714 dólares. El viernes estaba en 433, el 33% menos, con una cuota del 73%. La crisis de los mercados también les pasa factura.