No contentas con disponer del mayor mercado mundial, las empresas chinas han empezado a desplegar sus alas en busca de fusiones y adquisiciones por todo el planeta. Electrodomésticos, ordenadores, petróleo o recursos naturales están en el punto de mira de las compañías. Cuentan con el apoyo del Estado chino que, en silencio, lleva años diseñando esa estrategia de expansión empresarial.

Con préstamos baratos o gratis, rebajas fiscales y apoyo político, las grandes máquinas empresariales chinas empiezan a plantar cara en el mercado global. Retan a los grandes y, a veces, ganan. Pekín se propone crear hasta 50 grandes multinacionales en las próximas décadas. Serán poderosas embajadoras del gigante asiático bajo estricta vigilancia oficial. La estrategia no es nueva. Igual hizo Japón en los años 80, cuando Sony y Toyota se hicieron un hueco en el mercado mundial. Pero a diferencia de Tokio, cuya posición militar y política frente a Estados Unidos era dócil, Pekín no está dispuesto a dejarse avasallar. "Es una operación esencialmente empresarial, no política. Esperamos que Washington no se inmiscuya", declara Liu Jianchao, portavoz de Asuntos Exteriores chino.

PRESTAMOS CASI GRATUITOS Liu Jianchao se refería así a la oferta de la tercera petrolífera china, CNOOC, por la californiana Unocal. La propuesta es, sin duda, interesante: 18.500 millones de dólares en efectivo. De ellos, 16.000 millones se financiarán con préstamos casi gratuitos. Dos son las principales fuerzas que empujan a las empresas chinas: la sed de recursos naturales y la búsqueda de marcas reconocidas para presentar sus propios productos.

China es ya el segundo consumidor de petróleo del planeta, sólo por detrás de EEUU. Armados con fajos de billetes, empresarios chinos buscan activamente posibilidades de inversión en energía y minería. El año pasado, la siderúrgica Baosteel montó empresas mixtas en Australia y Brasil para asegurarse la provisión de mineral de hierro. Petro China y Sinopec, las dos mayores petrolíferas, también compran en Rusia, Irán y Venezuela. El crecimiento económico anual en torno al 9% no le permite perder comba.