A los alquileres turísticos a través de plataformas de internet, como Airbnb, o las actividades de 'crowdfunding' o micromecenazgo, se suman hoy nuevos negocios a los que Hacienda ha empezado a echar el lazo gracias al cruce de información. La Agencia Tributaria dispone cada vez de más información y datos gracias a distintos sistemas de rastrear internet que permiten aflorar actividades que eluden el pago de impuestos y que forman parte del plan de control tributario. Y ahí entran también las compraventas a través de webs que ponen en contacto a ofertantes y demandantes y al negocio creciente de los bloggers.

En el caso de las compraventas por internet se persiguen las operaciones que supongan un aumento patrimonial para el vendedor, es decir, que venda el producto o el bien por un precio mayor del que lo compró, lo que significa artículos de coleccionista o de lujo, aunque no siempre. En este sentido, la Apttcb destaca que "cada vez que un particular obtiene un rendimiento, por un servicio o por la venta de un bien, estaría ante una actividad económica con la consiguiente tributación por IVA, si es el caso; o por el impuesto de la renta (IRPF)". Una de las claves para aligerar la factura fiscal radica en "la habilidad" de considerar o demostrar que se trata de una actividad económica, cuya tributación es más ligera que la de las personas físicas.

DE BLABLACAR A UBER

Al margen de las obligaciones tributarias de las empresas titulares de las plataformas, se trata de 'cazar' los ingresos que obtienen los particulares. No es tanto los gastos que se comparten en trayectos de BlaBlaCar, que están exentos, como que los ingresos que obtiene, por ejemplo, una persona por hacer de conductor de Uber tributen. Lo esencial es que haya ánimo de lucro y que la actividad sea habitual. Si es así, se tiene que tributar por el IRPF o sociedades, si es una persona jurídica.

La cuestión del IVA es más compleja. En el caso de Airbnb, quien recibe la contraprestación quedaría exento, a no ser que preste servicios hoteleros, como la limpieza o el cambio de ropa, durante el mismo. Todo ello afecta a estas nuevas actividades de la economía colaborativa, un nuevo modelo de consumo entre particulares que se vale de plataformas de internet o redes sociales para crecer.

La cuestión es que la legislación fiscal está hecha para unos hechos y circunstancias superadas por la realidad del mercado, explica Joan Cortecans, presidente de la Apttcb.

'BIG DATA'

Hacienda vigila todo lo que pasa en la red gracias al desarrollo de herramientas tecnológicas que, por ejemplo, permiten recopilar anuncios de pisos y viviendas en portales como Airbnb e incorporarlos a su base de datos. Luego el empleo de técnicas de 'big data' facilita el trabajo y la delimitación del objetivo ante el inicio de campañas de control o comprobación. Eso mismo es en lo que está trabajando para estrechar el control de las grandes fortunas y patrimonios.

La Agencia Tributaria ya ha pedido a las empresas propietarias de portales web que proporcionen datos sobre las transacciones relativas a alquileres de viviendas, trayectos en coche y venta de otros productos y servicios, con el objetivo de recabar la mayor cantidad de información posible, según el sindicato que agrupa a los técnicos de Hacienda, Gestha.

En el plan de control se recogen medidas como la intensificación y el refuerzo del análisis de los nuevos medios de pago -criptomoneda, plataformas mediadoras de pago, pagos desde dispositivos móviles etc.-, ya que pueden facilitar la opacidad de las operaciones.