Las puertas de la bolsa española se abrirán de par en par el próximo 13 de diciembre para recibir a su octavo mayor valor: la filial de energías renovables de Iberdrola, Iberdrola Renovables. La empresa de origen vasco pondrá así un broche de oro al ejercicio en que ha dado su "salto de gigante". Lo avala un dato: arrancó el año como segunda eléctrica del país, eclipsada por la larga sombra de Endesa, y lo cierra como la cuarta del mundo.

La compañía ha vivido una auténtica revolución desde que su consejero delegado, Ignacio Sánchez Galán, asumió la presidencia en el 2006. El ejecutivo salmantino tomó el testigo de Iñigo de Oriol, un histórico del sector eléctrico y de la burguesía industrial vizcaína. Ya sin ataduras, Sánchez Galán puso en tensión la organización y emprendió una agresiva estrategia de expansión con rápidos frutos. Hoy es líder mundial en producción eólica.

Iberdrola ha ganado la dimensión suficiente como para atragantarse a cualquier gran eléctrica que quisiera comprarla. En año y medio, su acción ha duplicado su valor, hasta los 11,4 euros. Todo gracias a la compra de Scottish Power, el año pasado, y la inminente adquisición de la estadounidense Energy East. Cuando la culmine, en la primavera del 2008, será la tercera eléctrica del mundo por capitalización bursátil, sólo superada por EDF y EON.

En Iberdrola se vive cierta sensación de euforia. "Hace un año éramos una empresa pequeña, pero hemos dado un absoluto salto de valor", afirman. Algunos analistas creen que las operaciones que lo han permitido han resultado demasiado caras, unos 23.600 millones de euros.