Las negociaciones entre la representación de Iberia y los sindicatos del colectivo laboral formado por los tripulantes de cabina se saldaron ayer con un nuevo desacuerdo y reproches recíprocos sobre la voluntad negociadora.

Las conversaciones de ayer no lograron parar la convocatoria de huelga anunciada por los sindicatos para mañana y el miércoles, que podría suponer la cancelación de 368 vuelos de la aerolínea. Según explicaron fuentes de la compañía, los tripulantes de cabina presentaron "nuevas exigencias y condiciones" por lo que consideran que existe nulo interés en desconvocar el paro.

La dirección de la compañía dijo sentirse expresamente sorprendida por la exigencia sindical de obtener más dinero, habida cuenta de que el conflicto se ha provocado al conocerse el nuevo plan director de Iberia que propone la congelación salarial de la tripulación de cabinas durante un periodo de dos años. Esa iniciativa también supone la jubilación de los empleados mayores de 55 años, lo que supondría, según los cálculos de los sindicatos, que 300 tripulantes de Iberia dejarían la empresa. Los sindicatos CTA y Sitcpla, por su parte, acusaron a la dirección de la compañía de "quedarse en los detalles accesorios" y negaron que no exista voluntad de desconvocar la huelga.

De consumarse, la huelga de los tripulantes de cabina de Iberia será la segunda en poco tiempo. Los pasados 26 y 27 de octubre tuvo lugar la primera protesta, que forzó la cancelación de más de 430 vuelos y afectó a unos 40.000 pasajeros usuarios de los aviones de la empresa.