Tras cinco semanas al alza, cuatro jornadas consecutivas de ganancias y dos máximos históricos, la bolsa española sucumbió al intenso pesimismo emanado por Wall Street el viernes pasado. Los inversores españoles optaron por recoger beneficios y el Ibex 35 cerró en números rojos, con una caída del 1,3%, con casi todos los valores en negativo, y con bancos y constructoras tirando del índice a la baja.

El viernes pasado, Wall Street cerró con una estrepitosa caída del 2,64% en medio de preocupantes indicadores inmobiliarios que acrecentaron el temor a una recesión. Las réplicas sacudieron primero a los mercados asiáticos, que ayer registraron fuertes recortes (el Nikkei de Tokio retrocedió el 2,24%), y se propagó después a Europa. En el viejo continente, las principales plazas cerraron con descensos generalizados y recortes que llegaron al 1,62% en Milán; al 1,38% en París; al 1,13% en Fráncfort y al 1,05% en Londres.

Todo ello, en un contexto en el que el euro registró un nuevo récord en 1,435 dólares, al tiempo que el barril de petróleo Brent bajaba el 1,5%, hasta 82,50 dólares. En el mercado de deuda, la rentabilidad del bono alemán a 10 años descendió hasta el 4,18%, en el convencimiento de que la crisis de liquidez reducirá la inflación y la necesidad de aumentos de tipos en la zona euro.

En todo este caldo de cultivo, el Ibex 35 bajó 201,90 puntos, el 1,3%, la mayor caída desde mediados de septiembre, y cerró en 15.327,80 puntos. Todos los grandes valores bajaron. Repsol, el 1,94%. BBVA, el 1,69%. Banco Santander, el 1,55%. Iberdrola, el 1,45%. Endesa, el 0,67% y Telefónica, el 0,22%. Las constructoras, las más sensibles a la crisis crediticia e hipotecaria, fueron, una vez más, las más penalizadas por el mercado, sobre todo, Acciona y Ferrovial, que se dejaron el 3,08% y el 2,84% respectivamente.

Solo Aguas de Barcelona y Altadis, ambas objeto de sendas opas, lograron cerrar en terreno positivo, aunque con leves subidas.