Cuando uno deja de pagar la hipoteca, normalmente porque no le queda más remedio, coloquialmente se lamenta de que le han embargado la casa. El término técnico, con todo, suena mucho más violento: ejecución hipotecaria. La diferencia es que en estos créditos la vivienda es garantía y el banco o caja tiene derecho a quedársela si su cliente tiene la desgracia de convertirse en un moroso.

En Estados Unidos, con todo, parece que el sector financiero se ha pasado en sus tácticas ejecutoras , sobre las que han abierto una investigación los fiscales de 50 estados del país. Se trata de una noticia potencialmente buena para quienes dejaron de pagar, pero peligrosa para la economía estadounidense (que es como decir para la economía mundial) por sus posibles consecuencias sobre la incipiente recuperación de dos sectores muy vulnerables: el financiero y el inmobiliario.

Los focos del teatro bursátil apuntan esta semana a la banca de la primera economía del mundo. Agotado el impulso alcista que dio en las últimas jornadas la Reserva Federal al anunciar nuevas medidas de apoyo a la economía, los inversores están ahora pendientes de los gigantes de Wall Street. De sus cuitas con la Justicia, pero también de sus resultados, ya que en estos días sus cuentas hasta septiembre pasarán por la mesa de operaciones de los analistas. Ayer le tocó el turno al ejecutor Citi y su beneficio, mayor de lo esperado, dio alas a la renta variable mundial.

Sobre todo a la europea, que había abierto la jornada de capa caída, sin saber muy bien a que agarrarse. El Ibex 35 se dio la vuelta y acabó subiendo el 0,27%, hasta los 10.897 puntos, con la banca tirando hacia arriba, contagiada de sus parientes del otro lado del Atlántico. En este sentido, todos los grandes valores subieron: Banco Santander, que ha vendido el 5% de su filial brasileña a Qatar Holding, el 0,64%; Repsol, el 0,46%; BBVA, el 0,4%; Iberdrola, el 0,38%, y Telefónica, el 0,1%.