El efecto de la inmigración sobre los salarios y las tasas de empleo españolas no es "importante", según señala el último informe mensual de La Caixa, que sostiene que los recién llegados frenan el crecimiento anual de los salarios solo en 0,04 puntos.

Un total de 2,3 millones de trabajadores extranjeros llegaron a España entre el 2000 y el 2006. Este hecho, aunque supone competencia, favorece a la población autóctona por la "complementariedad de tareas" y por los efectos que provoca en la demanda de empleo y precios.

"Si estos nuevos empleados tuvieran las mismas características que los trabajadores españoles, la cifra ascendería hasta los 0,7 puntos", dice. El estudio apunta que la inmigración presionaría a la baja los salarios. Sin embargo, solo afecta a los empleados con formación y experiencia similar a la de los inmigrantes, y es positivo para los sueldos de trabajadores "con características distintas a las de los recién llegados".