El incremento de la demanda de créditos por parte de inmigrantes y no residentes también ha provocado cierta picaresca en torno a las condiciones en que se conceden. Alguna entidad de crédito constata que ciertas inmobiliarias que se han especializado en la venta de viviendas a extranjeros aplican precios más caros a éstos que a compradores autóctonos. "Detectamos que por los mismos metros cuadrados tienen que pedir hipotecas más elevadas", comentan fuentes de una caja.