Tras la tempestad, la calma. O al menos, el respiro. Por tercer día consecutivo, los inversores mantuvieron ayer en la diana a la deuda pública española, cuya rentabilidad llegó a duplicar la de Alemania como consecuencia de un alud de ventas que se moderó a partir de media sesión.

Los efectos de la tempestad financiera significaron que el Tesoro tiene que desembolsar más de cinco euros por cada 100 si quiere atraer a compradores, justo el doble que el estado alemán. La rentabilidad se disparó hasta el 5,11% y el diferencial con el bono alemán a 10 años, el que sirve de referencia, se llegó a desbocar hasta más de 250 puntos básicos (2,5 puntos porcentuales), el mayor desde la entrada en vigor del euro en el 2002.

La escalada de la deuda no fue a más porque Alemania empezó a tener problemas por la baja rentabilidad de sus bonos con respecto a otros países europeos. Ayer, la demanda fue la más baja desde hace un año.

Y toda la situación se mantiene por el contagio de la crisis irlandesa, cuyo Gobierno anunció las líneas generales de su plan de ajuste. Y esa presión se trasladó a Portugal, cuya deuda a 10 años se movió en unos niveles mucho más insostenibles que la española, con una prima de riesgo de alrededor de 450 puntos básicos, con un rendimiento superior al 7%. El país luso vivió ayer una jornada de huelga general.

ATAQUE AL EURO España no era Grecia cuando estalló la crisis en ese país, ni lo es hoy, ni es Irlanda ni tampoco Portugal. Los mensajes del Gobierno español se reiteraron ayer. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, repitió por activa y por pasiva que España "no corre el riesgo de ser rescatada" y que más que a un país en concreto, los especuladores atacan al euro.

Pero quienes han de comprar bonos españoles no lo ven igual. Tienen miedo, venden para invertir en activos que se perciben más seguros, provocan un desplome y hacen que la rentabilidad, que discurre en sentido inverso, se dispare. Y su actitud va camino de convertirse en un nuevo tropiezo para alcanzar los objetivos de reducción del déficit público. Hasta octubre, este desfase cayó casi a la mitad gracias a la aportación del aumento del IVA aplicado desde julio.

El objetivo del Ejecutivo es consolidar el saneamiento de las cuentas públicas. Y para eso --para llegar al 2013 con un déficit del 3% del producto interior bruto (PIB)--, se requiere el concurso de las autonomías, a las que el Ejecutivo convocó ayer.

Los expertos consideran que es esencial que acabe la presión sobre la deuda y que baje el precio que el Estado tiene que pagar para financiarse. "De lo contrario, tendrá que recortar gastos en apartados mucho más complejos y con implicaciones de carácter social", aseguran analistas consultados. Mientras, los esfuerzos para encontrar soluciones no cesan. Una treintena de las mayores empresas españolas han sido convocadas el próximo sábado en La Moncloa por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para "aunar esfuerzos" y hallar salidas a la situación y recobrar la creación de puestos de trabajo.

Pero la unión o unidad de pensamiento y de acción no se extiende por la UE. Y esas brechas las detectan inmediatamente los inversores. La cancillera alemana, Angela Merkel, insistió en su idea de que los inversores privados asuman sus responsabilidades en futuras crisis.