Todo el que tiene dinero en este país está en este negocio". Así de contundente es Aitor Pérez, socio-director de la consultora bilbaína especializada Gerokon. Y es que la inversión en residencias y servicios para mayores se ha disparado. Constructoras, aseguradoras e inversores variopintos se han volcado en ello. Repostería Martínez (urbanizaciones para mayores), Carburos Metálicos (residencias y tecnología), la ONCE (atención personal), El Corte Inglés (teleasistencia) y Mondragón son algunos ejemplos de inversores en actividades relacionadas con este colectivo de peso creciente.

Aunque la tradición y los deseos de la población se dirigen hacia la vivienda propia, el grueso de la inversión de los principales grupos en los próximos cinco años --unos 1.000 millones de euros (166.386 millones de pesetas)-- se destinará a residencias y muy poco a pisos con servicios comunes en copropiedad, al estilo de Las Arcadias, de la inmobiliaria catalana Layetana. La firma tiene más de 200 pisos de este perfil en tres promociones en Barcelona, en las que un director de edificio organiza el trabajo de entre 15 y 20 personas que se ocupan de un restaurante comunitario, servicios sanitarios, de mantenimiento y otros comunes y en copropiedad. Tiene en proyecto seis bloques en Valencia, Palma y Barcelona.

Cada operador tiene su objetivo: las constructoras, mantener y diversificar su actividad; las aseguradoras, estar preparadas ante la regulación del seguro de dependencia; y otros inversores, explotar el filón de una población más longeva, con patrimonio e intereses inmobiliarios. Los jubilados extranjeros son también objetivo y, por eso, nacen promociones en la costa.

Mapfre también ha entrado en el negocio a través de Mapfre Asistencia Oro, que invertirá este año 40 millones. El objetivo es tener residencias como mínimo en cada una de sus 22 divisiones territoriales, según Domingo Sugranyes, vicepresidente ejecutivo de Corporación Mapfre. La compañía operaba hasta hoy en el ramo a través de Quavitae, con Caja Madrid y los March.

COSTES ELEVADOS Los precios que deben pagar los inquilinos de las residencias casi triplican la jubilación media. Una plaza suele superar los 1.600 euros mensuales, frente a los 645 de la pensión media de jubilación.

Los expertos consideran que la oferta debería dirigirse también hacia las viviendas para mayores o el cuidado domiciliario, una oferta que todavía es pequeña. "La mayoría de mayores de 65 años, si no padecen una dependencia elevada, prefieren vivir en su propia casa. Las residencias son necesarias, pero no demandadas", explica Aitor Pérez.

Los precios son un freno. Aitor Pérez apunta una posible solución a este problema: la hipoteca inversa, una fórmula nacida en Estados Unidos que permite convertir el patrimonio inmobiliario de los mayores a través de préstamos que se amortizan junto con los intereses al fallecer el titular.