La República de Irlanda aceptará un plan de rescate del sector financiero que puede oscilar entre los 80.000 y los 100.000 millones de euros. El ministro de economía irlandés, Brian Lenihan, admitió ayer que su país necesita ayuda exterior para salvar los problemas de la banca. "No podemos funcionar si no funciona el sistema bancario y está claro que necesitamos alguna forma de ayuda externa para resolver esas dificultades", dijo Lenihan, antes de reunirse en la sede de su ministerio en Dublín, con representantes de la UE, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central.

En las discusiones se están ultimando las condiciones de la ayuda financiera. Lenihan habló de un "fondo de contingencia", pero se negó a barajar cifras concretas. El préstamo, según los analistas, tendrá un interés relativamente bajo, del 5%.

El primer indicio de que las dilaciones habían terminado lo dio por la mañana el gobernador del Banco Central irlandés, Patrick Honohan, cuando dijo que esperaba que Dublín aceptara, "una cantidad sustancial. Miles de millones de euros". A pesar de no estar en el euro, el Reino Unido también se ha brindado a ayudar a Irlanda. El primer ministro, David Cameron, explicó en el Parlamento que los bancos británicos "están muy relacionados con los irlandeses" y que las "economías están estrechamente unidas".

Una de las grandes preocupaciones de las autoridades irlandesas es la posible exigencia de una subida de impuestos, como una de las contrapartidas al rescate. En el punto de mira está el impuesto de sociedades de la isla, que provoca desde hace mucho tiempo la inquina de los socios comunitarios. Irlanda mantiene la tasa en el 12,5%, menos de la mitad de la media europea.

Esta competencia desleal ha favorecido la instalación en suelo irlandés de numerosas multinacionales extranjeras. En cuanto al sector bancario, el comisario de Mercado Interior, Olli Rehn, ha hablado esta semana de la necesidad de que se "reorganice" y se "reestructure".