Irlanda se convirtió anoche en el segundo país de la zona euro que este año solicita un paquete de rescate para salvar su economía. Después de semanas de negar lo inevitable, el primer ministro irlandés, Brian Cowen, confirmó la petición formal de ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE). El monto de la ayuda, aceptada por Bruselas, quedará fijado en los próximos días, cuando el equipo de expertos del FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE), que está en Dublín desde el miércoles, evalúe con exactitud la deuda de las finanzas públicas y los bancos irlandeses.

El préstamo no alcanzará los 100.000 millones de euros, como avanzó el ministro de Economía belga, Didier Reynders, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la UE. Se especula que estará en torno a los 80.000 millones, por lo que quedará por debajo de los 110.00 millones que recibió Grecia, en un rescate similar, en mayo. "Los irlandeses deben tener fe en nuestra recuperación económica", declaró Cowen.

PRESION AL EJECUTIVO Los ministros de Finanzas de la eurozona recibieron favorablemente la petición irlandesa, por la que han estado presionando al Gobierno de Dublín desde hace semanas, ante el temor de contagio de la crisis a otros países, como Portugal y España. El titular irlandés de Economía, Brian Lenihan, después de haber adelantado a primera hora de la tarde la decisión de solicitar ayuda, mantuvo una teleconferencia con sus colegas del Eurogrupo, primero, y el Ecofín, después, que dieron luz verde al paquete.

Este será gestionado a través del mecanismo de asistencia del presupuesto comunitario de estabilidad financiera creado en julio pasado y del FMI, según informó Reynders. Está dirigido básicamente a rescatar a la banca, aunque será gestionado por el Gobierno. El Reino Unido y Suecia, dos países de la UE que no pertenecen al euro, también participarán en la ayuda.

El latir de las bolsas servirá para calibrar si los mercados consideran suficiente la concesión de la ayuda y vuelve la confianza. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, se mostró ayer convencido de que, con este rescate, se podrá frenar el contagio de la crisis de deuda a otros países como Portugal y España. "Si encontramos ahora la respuesta adecuada al problema irlandés, habrá grandes posibilidades de que no se produzcan efectos de contagio", dijo.

El Gobierno irlandés está finalizando un plan de austeridad para los próximos cuatro años, con el que pretende reducir el actual déficit del 32% a un 3%, aplicando unos recortes del gasto público de 15.000 millones de euros. Solo para el 2011 el ahorro será de 6.000 millones. El coste social será muy alto también. A los irlandeses les esperan tiempos duros, con rebajas de ayudas familiares y bajada del salario mínimo, que en estos momentos es uno de los más elevados de Europa. También se impondrán nuevos impuestos, sobre la propiedad y sobre las mayores fortunas del país.

SIN SALIDA Irlanda no tenía otra salida para evitar la quiebra del Estado que pedir ayuda. El boom económico que vivió la isla se cimentó en una burbuja inmobiliaria que se desinfló en el 2008. Los precios de las propiedades han caído entre un 50% y un 60% . El colapso inmobiliario provocó a su vez el hundimiento del sistema bancario, que había realizado préstamos de miles de millones a los constructores, sin control y sin apenas garantías. El rescate de los bancos por parte del Gobierno ha puesto al Estado al borde de la quiebra.