Al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, le ha faltado tiempo para traicionar a su antiguo aliado político, José María Aznar. Italia ha presentado la candidatura de Mario Monti, actual comisario europeo de Competencia, para ocupar el cargo de director del Fondo Monetario Internacional (FMI) e impedir la elección del vicepresidente económico en funciones, Rodrigo Rato, el candidato mejor situado hasta ahora.

"Nuestra candidatura progresa, mientras que el candidato español ha pasado prácticamente a segundo plano", afirmó sonriente Berlusconi. "La elección del candidato español al directorio del Banco Central Europeo (BCE) ha colocado en segunda o tercera posición la posibilidad de que un candidato de la misma nacionalidad obtenga otro puesto", aseguró el primer ministro italiano en referencia al nombramiento de José Manuel González-Paramo como miembro del directorio del BCE.

Berlusconi declaró el jueves que Italia tenía un "candidato excepcional" para el cargo de director del FMI sin revelar el nombre, hasta que consultara con su Gobierno. Fuentes comunitarias aseguraron en el Consejo Europeo que ese candidato es el comisario Mario Monti.

ELOGIOS SOCIALISTAS El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios y futuro vicepresidente económico del Gobierno socialista, Pedro Solbes, destacó ayer que Rato es un "excelente candidato", que "ha demostrado su capacidad tanto a nivel nacional como europeo". Rato, añadió Solbes, cuenta con el respaldo absoluto del futuro Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Los ministros de Economía y Finanzas de la UE tienen previsto elegir al candidato europeo al FMI el próximo viernes en la reunión que celebrarán en Irlanda. Ese cargo es ocupado tradicionalmente por un europeo desde la creación de la institución. Durante la reunión que celebraron en paralelo a la cumbre los ministros de Economía, uno de ellos destacó que el nuevo director del FMI debe hablar inglés y español fluido, lo que coincide con el perfil de Rato, según fuentes comunitarias. Rato cuenta con el respaldo de varios países, incluida Bélgica, a la que España desbancó en la pugna al directorio del BCE.